Enciendo el televisor y veo en vivo y en directo la transmisión, vía América TV de una misa "por la patria" que estaban realizando representantes de la Iglesia Católica en la basílica de Luján. De repente llega el momento de recibir la eucaristía, uno de los primeros asistentes a introducir el cuerpo de Cristo en su boca fue Luciano Miguens, el titular de la Sociedad Rural, Acto seguido llegó el desaparecido periodísta Enrique Moltoni, sí, el de los lentes oscuros, el de Nuevediario, ese que en la época del proceso arengaba por la victoria a los muchachos que llegaban de Las Georgias del Sur luego de, supuestamente, haber combatido a los ingleses bajo las órdenes de Alfredito Astiz. A Moltoni se lo puede ver de vez en cuando en el Canal María, que pertenece a la curia, donde lo mantiene su vocación de chupacirios. Para cerrar la entrega piadosa de las hostias en la basílica, el personaje que cerró la saga siniestra que mis ojos no pudieron creer fue el inolvidable Tula, sí, el bombisto de Patilla, que en más de una oportunidad lo cruzo en sesiones del congreso haciendo vaya Dios a saber que cosa. No hay nada que hacer la frase viene al dedillo "Dios los cría y ellos se juntan".
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