Hay una tendencia en los medios a unificar cada vez más el discurso. Con el advenimiento de los Mass Comunication este fenómeno tomó características especiales, donde no solo el trasfondo ideológico se repite, casi sin análisis alguno, sino que también la manera y la terminología empleada son las mismas. Hace no mucho leía en un post de Darío Gallo que en más de una oportunidad el gobierno, a través de sus fuentes de información, transmite noticias que no condicen con realidad alguna, pero al fin y al cabo son beneficiosas para sus intereses y se publican, total nadie las chequea y son copiadas textualmente.
Los periodístas son los principales responsable de esta malversación de la información. Claro, es la cómoda, la fácil. Así hasta se llega a decir lo que no se quiere decir. Volviendo a la dialéctica con que los mismos periodístas que no chequean un cable o no hacen más que leer el diario se expresan, hay pequeños latiguillos que referencian este tipo de falencias. Estoy harto de oír en las radios o canales de televisión tipos de repiten que tal o cual cosa "no resiste el menor análisis". Otra es la del acto, dicho, actitud o declaración "poco felíz". Ni que hablar del contagioso "convengamos". Lo mismo ocurre con los métodos, si es que se los puede llamar así, para extraer la información a un entrevistado con las preguntas de manual del post modernismo; ej: "Doctor, Diputado o Ministro ¿qué lectura hace de tal o cual cosa?. Si no: "digame doctor ¿cuales son las espectativas para bla, bla, bla?.
Si muchachos es así, el periodísmo se ha desvirtuado bastante, se puede decir que salvo excepciones, hoy es una profesión netamente dedicada a los lugares comúnes.
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