Me dio asco escuchar a más de un conductor de programa periodístico diciendo que estaba conmovido y hasta "conmocionado" por las declaraciones del pobre actor Mariano Martínez. Entre ellos el que más ganas de vomitar me produjo fue el de Magdalena Ruíz Guiñazú, que además de enternecerse con las lágrimas del galán no se cansó de tirar flores a la nota que había logrado, como dijo ella "la colega" Catalina Dugli, una de las cosas más insulsas y mercenaria del espectáculo en la Argentina. ¿Saben qué? nunca escuché decir a ninguno de estos tipos que los conmovía la miseria de los pibes que se cagan de hambre en las calles de Buenos Aires (que es lo que tienen a la vista) o la que se vive en las provincias más pobres del país y que ellos prefieren ignorar.
Para las "almas sensibles" que digan "pero Marianito no tiene la culpa de nada de eso", es verdad, la culpa no es del chancho. Además, quedensé tranquilos, porque en unos meses este caso pasará al olvido, como el triple crimen de los policías en La Plata, como Julio López y tantos otros. Martínez volverá a las tablas; a disfrutar de su pequeña fortuna junto a papá y a las chicas, mientras que los hijos excluidos de nuestra sociedad enferma seguirán comiendo de las sobras que produzca el derrame k.
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