lunes, 27 de octubre de 2008

La partida de un cronista desilusionado de la profesión

Quienes ingresan regularmente al portal Deradios.com sabe de que estamos hablando. Un movilero histórico de Radio Rivadavia, Gustavo Gordonás, decidió bajarse del tren del periodismo hastiado de las miserias de esta labor. En la misiva que dejó en la página del "Pasillo", el cronista recuerda sus comienzos esperanzados en ese rol social que dio origen a todo esto. Después de relatar un poco su interesante experiencia en el medio dice lo siguiente "rápidamente "las empresas a las que les interesa el país" se convirtieron en el único objetivo concreto del periodismo. Hoy la única verdad es la pauta. Ya nada es igual. Los periodistas, no podemos ser empresarios periodísticos. Los periodistas bajo relación de dependencia no podemos recibir estrictas instrucciones según quien paute: empresas o gobiernos. Hoy ya no rige el sentido común, mucho menos el criterio periodístico".
Luego Gordonás cuenta la grave situación en la que se encontraba en Rivadavia: "Los últimos 17 años me desempeñé en una empresa que nunca pagó mis aportes previsionales, a pesar de descontarmelos en cada recibo. Cobré mi sueldo en tiempo y forma sólo dos meses a los largo de estos años, y sin embargo, cada día me esforcé en poner lo mejor de mí. Hoy dije basta! No quiero más!.
Gustavo remata explicando que no concuerda con estos nuevos "valores" y que no puede mostrarse frente a sus hijos sosteniendo lo que no quiere que aprendan.
Más allá de la discusión bizantina que se puso en tela de juicio en el sitio sobre si hay que huir o quedarse a pelearla, lo notable es que los más veteranos se están dando cuenta de que las injustas reglas que impone el medio se pueden bancar un tiempo pero a largo plazo son insostenibles. Los más jóvenes, rehenes de sus sanos anhelos y unos empresarios abusadores, y que son capaces de laburar 16 horas diarias para hacerse un lugarcito en esto, tendrían que ir viendo lo que nos espera a todos si no nos ponemos firmes en cuanto a nuestras condiciones laborales. Perder tipos así por un grupo de rapiñeros nefastos es lamentable. Recuerden, nosotros somos más, pero desorganizados y sin verdaderos gremios que cumplan su función.

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