Por casualidad encontré a la tarde en Radio del Plata un programa que se llama Control Remoto. Allí tocan todos los temas referidos a la televisión. En la edición de este sábado uno de los ítems elegidos fue el de los móvileros y sus miserias. Se criticó eso de preguntar a la madre del niño muerto como se siente, lo de intentar que el entrevistado llore, la argucia de preguntar lo mismo pero al revés mil veces y otras tantas deformaciones de la profesión. Un oyente que participó vía telefónica contó una anécdota interesante del General Perón. Resulta que en una de esas acogidas de los periodístas frente a la figura de Juan Domingo, éste se vió acorralado y empujado, especialmente por un joven que se le tiró encima, su nombre: Daniel Mendoza. El viejo lobo de mar lo miró y le dijo: "muchachito a las cosas hay que hacerlas con calma" y cortándolo secamente miró hacia otro lado y dijo: "¿que tal Villarruel como le va?, lo veo como siempre, muy bien". El hombre de la sonrisa y brazos en alto aprobaba así la tarea desempeñada por el perverso Sergio Villarruel y reprochaba, en sus comienzos, al jóven que luego se convertiría en un menemista recalcitrante y que terminaría suicidado entre la cocaína y un idilio con la Frigerio.
domingo, 17 de febrero de 2008
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