Resulta que cerrando su jornada laboral, este Notero fue enviado a cubrir la reunión de la mesa del comité nacional del radicalismo. Sentado en el centro de la mesa estaba el despechado Gerardo Morales, al lado una serie de radicales desconocidos, al menos para el común denominador de los mortales, tenían rostros de vetusto armario. Allí presentaron un documento, e hicieron toda la perorata de la reconstrucción de la UCR con críticas al temible Néstor y todo. Varios periodístas cubrieron el evento. Lo cierto es que este humilde cronista se mantenía a discreta distancia del centro de la escena, precisamente sobre la puerta de entrada al salón. En un momento dado, varios muchachones bien vestidos llegaron al lugar. Lo hicieron casi como una legión extranjera, pero el jefe de prensa de Morales los atajó y sin mediar muchas explicaciones los invitó a tomar un café en la esquina. Nadie se percató de lo ocurrido. Por la distancia no pude descifrar quienes eran esos tipos. Lo cierto es que merodeando por el lugar, esperé unos 45 minutos y después de que todos los periodístas se rajaron, los muchachos salieron del bar y encararon el comité como si nada. Encabezaban el rejunte Fredy Storani (que no es Krueger pero por ahí le anda) y el impresentable Juan Pablo Baylac, sí, aquel abofeteado vocero de Fernándo de la Rúa. Detrás un séquito de radicales con olor al Coti Nosiglia, Alfonsín, Moreau y Jesús Rodriguez subieron las escaleras con gesto de auto suficiencia . La verdad, me dieron miedo.
miércoles, 13 de febrero de 2008
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