Está claro que la jugada que ayer realizó el gobierno de Cristina es una mezcla de demagogia y urgencia. La puesta en escena de una presidenta consustanciada con los intereses de los más desposeídos fue poco creíble. La esposa del jefe parecía haber ensayado la media voz y especialmente el momento en que humildemente pidió disculpas a quien hubiera ofendido. La convocatoria a todos los sectores es la enésima vez que se hace para las cámaras pero en realidad nunca se concreta, ni hablar del famoso "Acuerdo" del Bicentenario (que suena a bicéfalo), ese mal parido Pacto de la Moncloa que se parece más al Gran Acuerdo Nacional de Lanusse que a otra cosa.
Por el otro lado, los muchachos del campo disfrutan su cuarto de hora mediática. En la tarde de ayer Buzzi llegaba caminando a la sede de la Defensoría del Pueblo de la Nación mientras desde los coches lo saludaban como si fuera Chiquita Legrand. Después se fueron a tomar un café solitos con Mondino, porque de la administración Kirchner no apareció ni el loro. Tal vez los muchachos hoy se hayan sentido un poco apesadumbrados. Junto al Ombusman disfrutaron del discurso "popular" de Cristina como si se tratara de un partido de la Selección post maradoniana y al final, borrachos de cámara, dieron notas hasta entrada la fría noche porteña. Seguro que hoy la presidenta conciliará el sueño sin sus pastillas y con la sensación de haber sido, aunque sea por un ratito y para la gilada, La abanderada de los humildes.
1 comentario:
q gilada
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