Ya se ha convertido en un hábito que las "principales plumas" del gran diario argentino se sienten, café mediante, a ridiculizar las tapas negativas que Jorge Lanata le dedica al grupo Clarín desde Crítica de la Argentina. Parece que Eduardo Van Der Kooy, Julio Blank, María Seoane, Matías Longoni, Daniel Muchnik y otros próceres del diario de la apropiadora Ernestina, tienen pegada en la carne la camiseta de la empresa que les da "chapa", "prestigio", algún viajecito y un "platito caliente"en la mesa todos los días. Digo no, se puede llegar a entender que un tipo crea que tocó su techo "perteneciendo" al grupo mediático más poderoso de un país y trate de cuidar las formas, pero de ahí a creerse sus principios hay una eternidad. Cuando uno los escucha en otros ámbitos es fácil darse cuenta que estos tipos son progres sólo en los bares y en los asados entre amigos y familiares, ah!! porque les encanta vanagloriarse de ser independientes, pero la verdad es que en la redacción que les da sentido a sus vidas, se vuelven defensores acérrimos de la "conciencia de grupo".
Como habrán visto, si hay algo que en este blog no hemos hecho es jugar para un lado o para el otro en casos cismáticos. Lanata, es capaz de vender el alma al diablo para sostener su concupiscente egocentrismo, y lo de estos tipos; lo de estos tipos es verdaderamente macabro.
El "es lo que hay" desalienta pero rescata el aliciente del "algún día no estarán más", lo peor de todo es que esta gente tiene aduladores jóvenes que quieren alcanzar ese éxito en la vida y terminan por creer que lo que les "enseñan" estas bestias es el jarabe y los secretos de la profesión.
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