La última cifra que publica Ibope sobre el 40,81 por ciento del share que tiene la radio de Daniel Hadad está dando pie a que eximios estudiosos de la comunicación y el común denominador de los oyentes, que obviamente no la escuchan, o la oyen pero no lo dicen, hagan todo tipo de análisis, elucubraciones, interpretaciones y especulaciones, y todo lo que termine en ciones.
La teoría de que el target de la emisora es el porteño medio (medio facho), el clásico burgués asustado (representado casi siempre por el taxista), en cierto momento, cuando los índices de inseguridad bajaron o por lo menos eso fue lo que se reflejó desde los medios, se diluyó. Notarán que inclusive, hoy con esas mediciones a favor, la radio de Palermo casi ni toca el tema inseguridad. Ahora, en un vuelco trascendental, se dedica a los Derechos Humanos y a los delitos de lesa humanidad. Así que nos permitimos refutar esa línea "investigativa".
Después están quienes sugieren que el éxito de Radio 10 se debe a esa conjunción criolla de noticias y buen humor, de ahí el encendido que tiene, el ahora verdaguereano Marcelo Longobardi, González Oro y Baby Etchecopar. Sobre esto decímos que las noticias son las mismas que cubren otros medios y estos conductores no están guionados por Roberto Peregrino Salcedo, precisamente, así que out esta teoría.
La tercera hipótesis habla del triunfo sistemático del producto "Grasa" en los medios masivos de la Argentina y del mundo hoy por hoy, cosa relativa si las hay, cosas grasas hay muchas, y así y todo no las ve ni las escucha nadie. Entonces fuera la tesis de la grasada.
La cuarta especulación, expresada mayoritariamente por los más técnicos, propone que lo que tiene la radio de Hadad, que las demás no tienen, es un equipo de transmisión y un alcance difícil de superar, cosa que es parcialmente cierta, pero tampoco se puede olvidar que en el interior del país, Radio 10 no existe. Definitivamente el producto está hecho para la ciudad de Buenos Aires y más que allí no le interesa llegar a su ideólogo. Otro axioma descartado entonces.
El General Perón, previamente a asumir su última y tercera presidencia, justificó el por qué de su éxito con estas palabras: "no es que nosotros seamos mejores, sino que los demás han demostrado ser siempre peores". El Noterodeapie se inclina por esta idea simple y genial a la vez.
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