Ese fue el slogan de campaña que Juan Carlos Calabró, El Contra, le propuso al viejo Alvaro Alsogaray cuando se presentó en el famoso sketch allá por los '90. Fue en una de esas presentaciones televisivas que mezclaban el humor con el proselitismo de la época.
Antonio Carrizo, que hacía las veces de moderador entre el personaje cómico y el político neoliberal, preguntó haciéndose el enojado ¿y quién es Garay?.
Fue por aquellos años cuando un casi aniñado Sergio Massa hacía los primeros pininos en las líneas juveniles de la UceDé (Unión del Centro Democrático), que lideraba el viejo de la frase "hay que pasar el invierno" cuando era ministro de los milícos.
Si el padre de Mery Juli viera al joven ambicioso anunciando exultante uno de sus más fervientes principios (Honrar la deuda) explotaría de orgullo. Pero claro, no podría soslayar el agradecimiento eterno a los principales mentores de esta materialización de sus políticas después de Carlos Menem, obvio hablamos de ellos, la pareja presidencial.
La única verdad es la realidad, repetía el General citando a Aristóteles, y el gobierno popular de los Kirchner ha decidido, no sólo ir de manera descarada en contra de lo que sería una administración de esas características, sino también va en reversa del planeta entero desprendiéndose de los activos del país para cumplir con no sé que estúpida apertura de Argentina al mundo mientras se incendia Wall Street.
Definitivamente, estos tipos, no sólo trabajan para el enemigo sino que además están dispuestos a que la historia los recuerde como el menemismo de los Derechos Humanos.
Alvaro, Krieger Vasena, Martínez de Hoz y otros patriótas festejan con champaña que el sistema haya logrado parir este gobierno de derecha con discurso de izquierda, que además es defendido por los propios familiares de las 30 mil personas que pensaban en un país justo de verdad. Si hasta lograron que el lumpenaje de la clase media los califique en la voz de Chiquita Legrand como "el zurdaje". ¿El zurdaje de qué?. La línea económica política es bien clara, es un neo liberalismo nefasto con el pañuelo blanco en la cabeza y tres juicios a unos sicarios con un pie en la tumba. Ya sabemos que las derechas siempre quisieron apropiarse del discurso progre para llevar adelante sus sangrías de hambre y miseria, pero esto está tomando ribetes dantescos que hacen pensar que en cien años no aprendimos un carájo.
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