lunes, 29 de septiembre de 2008

La pelea más extraña de la historia


Según los comunicadores a fines al kirchnerismo, el grupo Clarín a vuelto a la conspiración. (uh! que miedo!).
Los justificativos que exponen los operadores oficialistas para la "nueva avanzada" entre otras son:
*La norma japonesa de TV digital
*Ley de Radiodifusión
*Triple Play
*Presión judicial a los hijos adoptivos de Ernestina
*Ocupar el rol que la oposición no se digna a encarar
Parece que la sensación mediática de disputa con el grupo monopólico más importante de la Argentina genera más beneficios que problemas al gobierno, y viceversa. Claro, el holding del gran diario argentino logró alcanzar en la era K la mejor performance en materia de negocios de toda su historia; fusionó las cableras más importantes del país (Cablevisión y Multicanal), fagocito diarios y radios del interior a gusto y piacere, logró extender por varios años las licencias de TV y radio, creció en ventas, batió records de ganancias y hasta se le permitió y permite seguir cagándose en todo convenio colectivo laboral existente.
Por el lado de la administración gubernamental la situación es la misma, jamás Clarín tocó interés alguno que pusiera en riesgo la hegemonía K, la máxima complicación que Magnetto y cía le trajeron a Néstor fue la caricatura de Cristina que hizo Hermenegildo Sabat.
¿Saben una cosa?, con la cantidad de información que maneja y regentea el multimedio que sobrevivió, desde el '45 a todos los gobiernos hasta la fecha, ya podría haber volteado a La Señora hace rato, no jodamos!. Desde el Estado, el kirchnerismo también puede, si se lo propone lastimar gravemente a su socio en Papel Prensa, sin embargo nunca pasó nada.
Los cómplices y titanes políticos más influyentes de la Argentina quizás presenten por estos días alguna tirantez doméstica menor, pero en realidad tienen como principio fundamental, no sólo la idea de seguir aferrados al poder, sino específicamente la lógica de incrementarlo. La nena del grupo Telefónica, que hasta ahora es el único perjudicado en esta novela, sigue teniendo razón. A buen entendedor pocas palabras.

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