Recuerdo a Berni cuando no pedía funcionarios honestos, sino que robaran poco e hicieran algo. De ahí su devoción por Carlos Saúl. También el filósofo contemporáneo, Luis Barrionuevo, pronosticó que si en la Argentina dejaramos de robar, al menos dos años, la cosa mejoraría considerablemente. Se puede criticar a los autores de estos pensamientos "profános", pero lo que hay que admitir es que lamentablemente esas ideas están arraigados en la más profunda idiosincracia autóctona. Nuestra clase media, que ha mejorado su situación en los últimos años, al igual que la clase empresaria nacional, hacen oídos sordos ante ésto. Lo cierto es que los beneficiados con esta política económica son los mismos de siempre, y los relegados y excluídos también. Haciendo futurología básica, es probable que en varios años, la era kirchnerista sea vista y recordada, con sus funcionarios al estilo Aníbal o Alberto, como un menemismo agiornado, con discurso de centro izquierda pero igual de letal para las clases más necesitadas del país. La cuestión es que ya será muy tarde y quizás en la Rosada, sentado en el sillón del cipayo Rivadavia no haya más intermediarios, sino directamente algún representante del establishment criollo, por ejemplo el perverso y nefasto Mauricio. Esperemos que ésta no sea la previa inevitable a ese proceso.
jueves, 17 de enero de 2008
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