Sí, ya sé que esta frase la usaba de vez en cuando el perverso Berni Neustadt, pero encaja a la perfección en este caso. No es casualidad que la polifacética Patricia Bullrich haya ido a parar, en otra de sus camufleadas versiones, a la Coalición Cívica, al fin y al cabo Dios las cría y ellas se juntan. Pasarse de un bando al otro se ha transformado en un deporte nacional en la Argentina, así como también, cambiar radicalmente de posición cual si la ideas fueran medias. Decir que Mauricio Macri es un límite moral infranqueable y luego apoyarlo sin escrúpulos, en una medida al menos arbitraria y polémica, es un sintoma más de la decadencia de nuestra clase política. Elisa Carrió no asombra con esta actitud inverosímil, pero si produce repulsión en quienes asistimos asombrados a la desintegración de la más mínima ética.
viernes, 11 de enero de 2008
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