La escenografía está repleta de pantallas de todos los tamaños, en el centro del estudio el locutor/¿periodista?, Gustavo Mura intenta hacer un reportaje hablándole a un monitor gigante donde se ve al invitado de ocasión, quien aparece como apuntado por una mira telescópica de un arma de fuego. Las preguntas están apuntadas en un anotador mientras aguardan su turno. Esto genera que las respuestas sean extensos monólogos aburridos en donde no caben las repreguntas. A Mura se lo nota, rígido, parco y tenso, nada que ver con ese personaje canchero que se muestra como una suerte de Ted Turner criollo fuera de las cámaras. Los yerros son notables, como en toda la transmisión del canal, al nivel de mostrar una toma área del cabildo y decir que se trata del Obelisco.
La cuota de irreverente servilismo que el locutor le ha otorgada a su jefe en Radio 10 durante los últimos años ha dado sus frutos. Un programa mediocre que no se entiende como está al aire.
La cuota de irreverente servilismo que el locutor le ha otorgada a su jefe en Radio 10 durante los últimos años ha dado sus frutos. Un programa mediocre que no se entiende como está al aire.
No hay comentarios:
Publicar un comentario