jueves, 19 de febrero de 2009

La imposibilidad de bajar las retenciones y la bronca de los cronistas con La Mesa de Enlace

Desde que Cobos dio su voto no positivo las cuatro entidades del campo empezaron la pelea para que se bajen las retenciones. La crisis los fue llevando a especular con su suspensión o directamente con su eliminación. En los corrillos del poder y fuera de las cámaras y grabadores todos los políticos, sean de la extracción que sean, reconocen que la posibilidad de que el gobierno acceda a cualquiera de esos pedidos es una absoluta entelequia. Sin esos recursos la administración pública directamente no podría pagar ningún sueldo, es decir, se llegaría a una crisis de características incontrolables. Los dirigentes del campo lo saben, pero presionados por sus bases, hacen que hacen. Se reunen horas enteras para no decidir ni decir nada. Casi todos los días los periodistas de calle vamos a los lugares en que estos muchachos se juntan a tomar café y gaseosas para cubrir la nada misma. La semana pasada en la Rural se superaron las seis horas de ¿debate? para luego esperar el discurso de Cristina y más tarde salir a divagar sobre un posible paro. La prensa que trabaja para esta gente citó a los medios a las 14 para estar hasta las 20:30 a agua y jugo berreta.
Ayer la espera fue desde las 10 de la mañana y hasta las 16:30 en la recepción improvisada del edificio dónde funciona la CRA (Confederaciones Rurales Argentinas). Allí un portero imbécil no dejaba ni mear a las chicas que trabajan de movileras y ya no podían más. En medio de 34 grados de temperatura no existió ni siquiera un vaso de H2O para calmar la tortura. Muchos noteros, como quien suscribe, tuvieron bajas de presión innecesarias. Los productores exigen desde sus redacciones con acondicionadores para que se salga al aire sin importar un carájo el calor o la sorna e indiferencia de La Mesa del Verso.
Cuando terminó la improvisada conferencia de prensa en la vereda de un sol que calcinaba las venas, una cronista le dijo al mediático Mario Llambías: "sabe qué Llambías, ustedes están acostumbrados a tratar con la hacienda, nosotros no somos hacienda, somos personas y el trato que nos vienen dispensando es inhumano, nos usan para presionar al gobierno y nos tienen parados horas y horas sin saber que pasa, es una falta de respeto". Marito la miró sobrador y no dijo absolutamente nada. Seguramente creyó que eramos algunos más de los lacayos que tiene trabajando en los cascos de sus estancias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

QUE BUEN BLOG LOCO! jULI