Grupo Prisa y Hadad hacen lo que quieren con sus empleados

Cuando se ve el bosque entero se entiende que las cosas están peor de lo que uno cree. En las voces de Magdalena, de Víctor Hugo y otros empleados, el grupo español Prisa apareció como una víctima de la Gestapo K; perseguido, censurado y hasta prohibido. Lo cierto es que los ibéricos siguen haciendo lo que se les canta las pelotas. Resulta que además de insistir en no reconocer los derechos que asisten a los operadores técnicos que continúan su lucha para que se les respete el convenio, ahora tratan indignamente a un cronista histórico de Radio Continental. Nos referimos a un gran tipo y excelente profesional que no nombramos por obvias razones. La gerencia decidió achicarle el sueldo sin mediar consulta alguna. Hablamos de una cifra importante para los tiempos que corren. La excusa, bajarle la categoría porque no es locutor/redactor, digo yo, ¿estos tipos no saben que el compañero en cuestión viene redactando y haciendo este laburo antes de que ellos entraran a un estudio de radio?. Después de que nuestro amigo levantara la voz en protesta quisieron arreglarlo con una promesa de cobro en negro, claro, quieren pagar menos aportes. Lo peor es que están avanzando sobre varios empleados con esta absurda idea de "achicarse". Es simple, la empresa factura muy bien pero pretende que los costos de la recesión los paguen como siempre los trabajadores, que paradójicamente son la base esencial del producto que estos señores venden.

Pasamos al Grupo Hadad, el Notero escucha cotidianamente las quejas de movileros y empleados en general de los diversos medios que dirige el magnate de Floresta. La situación es que tanto el canal (C5N) como la Radio 10 pasan por alto todo tipo de convenios de prensa. Por ejemplo el turno de un trabajador del gremio (radio y TV) es de seis horas, sin embargo Hadad los hace laburar ocho y más también, sin pagar extras ¡obvio!. El dinero es menor a lo estipulado en los acuerdos salariales y las condiciones de trabajo son denigrantes; malos tratos, exigencias extremas, intolerancia y otras miserias insoportables. Es increíble y hasta doloroso ver como pendejos que entraron a laburar hace un año están seriamente avejentados.

La conclusión es que en nuestro país los grupos empresarios, tengan el color político que tengan, a favor o en contra del gobierno, se manejan con total impunidad. Es verdad aquello de que el capital no tiene ideología. Al parecer, tampoco tiene control ni regulación alguna.