domingo, 11 de diciembre de 2011

Avanza el scoccimarrismo para destruir lo poco que queda de nuestra profesión

Scoccimaro sanateando en su "salón de la injusticia". Desde el cuadro, Jaureche lo mira desconcertado... el viejo sabio se preguntara ¿cómo y cuando fue que estos ladris se apoderaron de la simbología del verdadero campo nacional y popular???

Y como no podía ser de otra manera, el formoseño Alfredo Scoccimarro fue nombrado para ocupar la Secretaría de Comunicación de la Nación. Un cargo que le permitirá seguir manejando la multimillonaria pauta en publicidad oficial que hace que más de un "colega" caiga rendido a sus pies, como si "Corcho" fuera algo así como una especie de Sathya Sai Baba, pero del curro. El hombre en ciernes se crió en Buenos Aires, en el barrio de Belgrano, donde aún vive. Terminó el secundario en el colegio Highland y estudió comunicación en la Universidad del Salvador, como verán un tipo de pocos recursos consustanciado con la defensa de los trabajadores y del campo "nacional y popular". Del periodismo menemista pasó al poder casi sin escalas. Trabajó en la agencia de noticias Reuters, luego se fue a DyN y emprendió varios proyectos periodísticos antes de pasar al Estado, convertirse en vocero de Julio De Vido y, luego, del mismísimo Néstor Carlos Kirchner. Socccimarro es uno de los responsables de que los periodistas acreditados en Casa de Gobierno se hayan transformado en vegetales a los que lo único que les queda por hacer es registrar los actos vernáculos de Cristina cada vez que anuncia menudencias desde el Salón de las Mujeres rodeada de aplaudidores consuetudinarios. No los dejan hacer una pregunta a la Jefa de Estado, a algún Ministro, ni siquiera a un funcionario de cuarta línea... no!!... nada!! Las vayas están a la orden del día y el corralito a la Sala de Prensa es algo que recuerda al "Ministerio de la Verdad" de George Orwell en su genial novela "1984" (lean por favor acá de que les hablamos). Allí ya no hay periodistas sino un grupo de escribas que reproducen comunicados que el propio y nefasto Corcho envía por alguno de sus ciervos, quienes le abren el paso cada vez que el "vocero" decide mover su gordo culo y aparecer ante "la prensa" para disfrutar como hasta los mercenarios opositores de por ejemplo, La Nación o Clarín, le lamen las botas para aumentar sus pautitas publicitarias en sus programitas de radio o del cable. La otra "opción" que les queda es tomar nota de las sanatas presidenciales y escribirlas, grabarlas o filmarlas. La escena es dantesca y produce nauseas y escozor. Alfredito les ha hecho creer que por permitirles estar a unos metros de Cristina y ver su helicóptero llegar y partir hacia o desde Olivos, son periodistas que manejan información certera y que "participan" desde las entrañas del poder. La verdad, todo esto da mucha lástima. La última invención del scoccimarrismo fue intentar enviar la sala del gremio a un tercer piso al que se accede mediante un pulmotor. Algo increíble!!. Una sala lúgubre que da a unos ventanales de un salón de antaño desde donde se ve el culo del Río de La Plata. Desde ese lugar hace unos días el Corcho hizo su aparición, al mejor estilo "Gran Hermano", anunciando los miembros del gabinete. Encima nos enteramos que Randazzo se llama Anibal y Puricelli, Antonio... como verán, hablamos de un saláme importante que sólo pudo haberse convertido en mandamás de semejante secretaría en un país donde los periodistas somos mediocres, individualistas y rastreros.

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