Otra de terror

Lo prometido es deuda, acá va la historia del menemato que se asemeja a la de Albistur, el Comfer y su proyecto para una nueva radio. Resulta que allá por el '93 o '94, debido a la necesidad, un colega ingresó a trabajar en una radio que no conocía de antemano, pero que había escuchado nombrar, radio Cadena Eco. El dueño era un tal Oscar Marvaso. Cuando entró al edificio ubicado en la zona de Villa Luro lo primero con lo que se encontró fue con una foto, casi tamaño natural, de este tipo sonriente y abrazado a Carlos Saúl Menem. El hombre en persona lo recibió campechanamente y con visible autosufuciencia y egocéntrismo de funcionario público. Más tarde lo llevó a conocer las instalaciones de la emisora, mientras comentaba que era asesor del entonces presidente riojano en materia de comunicaciones. En un cuarto inmenso había cientos de equipos de comunicaciones de toda clase, desde handys hasta pequeños transmisores. A borbotones contaba sobre su cadena, la cual según él, llegaba a todo el país e incluso a varios países de latinoamerica. Nuestro compañero creyó que se encontraba frente a un mitómano y no hizo más que escucharlo para complacer su verborrágica necesidad de mandarse la parte. Arregló cuando empezaba a laburar, y el fin de semana siguiente acudió solito a cumplir con sus funciones. De movida nos contó que la radio encendía transmisores en distinta frecuencia, algo más que ilegal. Allí el colega empezó a pensar que a este cristiano lo bancaba alguien realmente. En el oscuro segundo piso del edificio había cientos de fotos viejas colgadas de las paredes. Les fue prestando atención y se dio cuenta de que Marvaso tenía algo que ver con la empresa Marolio. Luego haciendo indagaciones personales se enteró que el hombre canoso y elegante de las fotografías junto a Brizuela Méndez, Antonio Carrizo, y otros conductores de la vieja época de la TV, era el padre de Oscar Marvaso, el dueño de la empresa Marolio. Resulta que el hijo, una vez muerto el millonario, vendió la marca por 5 palos verdes y se quedó con una fábrica de conservas (Conservas Marvaso) y por supuesto, su vicio por los medios, en especial la radio y su "Cadena Eco". Los muchachos que trabajaban con él le tenían un miedo primitivo y hasta temían hablar de sus cosas dentro de la emisora por temor a supuestos micrófonos que decían que él colocaba para espiarlos. Claro, el tipo les debía plata a todos y había sembrado el terror con una serie de gritos y actuaciones que Marlon Brando hubiera envidiado. Entre las cosas que decían figuraba que el tipo participaba de los decomisos a emisoras "truchas" (la de él no era menos!, obviamente!!) y amparado por su chapa de asesor presidencial se quedaba con equipos para ir armando su "cadena". Lo terrible de todo esto es que la "cadena" siguió creciendo, sino vean ésto, y lo más temible, es que luego nuestro informante se viene a enterar que Oscar Felipe Marvaso, según fallo de La Sala Uno de la Cámara Federal, habría intervenido (con otros dos funcionarios) "actuando como proveedor de bienes y servicios, simulando su participación a través de la utilización de facturas de un tercero". De esa manera, se habría concretado la provisión de detalles analíticos de emisoras de FM y televisión comunitarias y la compra de una valija para comunicación satelital, en ambos casos "violando la formativa establecida en el Manual de Procedimientos-Tema Contrataciones" del organismo. Así, al menos, lo determinó un informe de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN). La confirmación del procesamiento, dictado en primera instancia por el juez federal Jorge Ballestero, pone a los tres a las puertas del juicio oral y público, por un delito que, según el artículo 265 del Código Penal, contempla penas de uno a seis años de cárcel e inhabilitación especial perpetua para desempeñar cargos públicos. Lo cierto es que este ladro, como dicen los tanos, sigue choreando con su cadena satelital como si nada y hasta llegó a incorporar en la programación de su "multimedio" al perverso Bernardo Neustadt, de no creer!. Nuestro amigo duró allí sólo un mes y le costó un huevo y medio cobrar, Osqui en cambio, así de la nada, se forjó un prometedor porvenir. Vamos Pepe que vas por el buen camino!.