El nuevo curro de los "periodistas criollos", hacer "Best Sellers" de sus propias vidas y escritos entre ellos mismos...
Está claro que lamentablemente la época de los grandes periodistas en la Argentina ha terminado hace décadas, por un lado porque hubo todo un proceso de exterminio que incluyó a las grandes figuras de la profesión y que dio paso al individualismo, a la mezquindad, al protagonismo hueco, en definitiva, al banalismo absoluto, ese que lleva a esconder todos los conflictos profundos de una sociedad para quedarse en lo meramente anecdótico y fugaz. Eso ocurrió porque ya no tenemos a tipos como Rodolfo Walsh o Paco Urondo, y en sus personas representados a centenares de compañeros trabajadores de prensa que estuvieron comprometidos con la idea de un país mejor para todos de verdad, una nación solidaria y sin desigualdades, acá tienen algunos de esos nombres y esos rostros con sus historias de vida. Esos colegas tenían por premisa una causa que los movilizaba y lejos estaba su ambición personal. Sólo quedan vestigios de eso en las figuras del genial Osvaldo Bayer y del gran Rogelio García Lupo, y ahí paramos de contar. Atrás llegaron los kioskeros, esos que bajan línea sobre algunas cosas para callar otras en beneficio de la pauta publicitaria. De ahí surgen los Aliverti, los Lanata, los Majul, los Nelson Castro, los TNbaum, etc. Lo increíble que algunos hasta hicieron teorías académicas al respecto para explicar y justificar estas miserias comerciales, el principal exégeta de esas "desviaciones" fue y es el "Gola" Aliverti, porque claro, Hadad, Moneta, Szpolski, Garfunkel, Vila, Manzano, Magnetto, etc, se reconocen en sus condiciones de garcas que van sólo detrás de la guita y no necesitan salir a justificar lo injustificable. En esta coyuntura de comunicadores personalistas y ególatras se potencia el hecho de que pase a ser más importantes la vida del que cuenta (bien o mal algo en los medios) que la información y sus derivaciones en sí. Antes un profesional cuando conseguía una data trascendental priorizaba la influencia que ella iba a tener con respecto a la lucha que llevaba adelante, y aclaramos lucha no es un fusil, sino la tinta, la radio, la TV y sus implicancias en la opinión pública. Hoy un colega si tiene una primicia la publica con ánimo de sumar puntos con su patronal; para adquirir prestigio y recibir así alguno de los premios que pueda posicionarlo con mejores ganancias y en lo posible con la promesa de la fama mediática y su vedettismo efímero. Hoy la noticia es mercancía que promete "ascensos" a los que se dedican a esto. Por eso, de un tiempo a esta parte, hablamos más de lo que hacen los "mensajeros" que de los intereses que esconden sus patrones y de sus propios trabajos profesionales. En ese marco, termina siendo más importante que el trasfondo político, económico y social del país, saber si Zlotogwiazda fue condenado o no por el Grupo Clarín a salir de entre sus filas por no seguir la línea editorial del Oligopolio en medio de la guerra con el Gobierno, si Aliverti va a dirigir Radio Nacional, si el maltratador Anguita también fue puesto en jaque por Guillermo Moreno después de aquella acalorada discusión con Beatríz Pagliaro , y por la que ahora lo estarían invitando a dejar todos los medios oficialistas, si Lanata y Majul son amigos o enemigos, cosa que realmente les importa poco a ellos mismos si es que pueden publicar un libro que les dejaría fortunas contando cuando el conductor de PPT tomaba merca como loco, se cogía todo lo que caminaba, se separaba en medio de una terrible leyenda de Silvina Chedieck, se enfermaba y estaba al borde de la muerte, etc, etc. Como verán, en esta lógica se crean personajes mitológicos de tipos que tienen como prioridad sus enfermizos egos y no la actividad que desarrollan. Así estamos hoy, con cronistas que fantasean con ser ascendidos si les rompen la cara en una marcha opositora a la patronal para la que trabajan... esto se ha convertido en una suerte de "Escalera a la Fama" que no tiene más razón de ser que la de destruir todos los contenidos realmente valiosos para cambiar la sociedad y este estado de cosas injusto que se retroalimenta también por impericia u omisión nuestra. Compañeros, dejemos de lado la hoguera de las vanidades y volvamos a ser periodistas alguna vez.
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