Un gobierno del sistema creo un monopolio con ex Clarín y La Nación para enfrentar a sus expatrones

De la "Corpo" magnettista a la "Korpo" szpolskiana sin escalas...

Ahora que la ex Clarín, Cynthia Ottaviano, va a ser nuestra defensora en la bicameral de seguimiento de la Ley de Medios, es bueno leer este excelente reportaje a Héctor Sánchez, periodista de Télam y conductor de "El patio trasero" en la Radio de las Madres. La nota que subió el notable portal "Puede Colaborar" de Jorge Yomal plantea las paradojas de esta nueva "Korpo" conformada con ex Clarín, La Nación y Perfil, que pasados al campo "nacional y popular" son tan acríticos de sus nuevos patrones como lo eran con los anteriores... algo que podríamos denominar tranquilamente, más que periodismo militante, periodismo berreta. Acá un párrafo para entrar en calor: 

Hubo una división de aguas a partir de esa confrontación que tiene al menos dos lecturas: muchos la sufren como una tragedia, pues vino a arruinarles su cómoda vida burguesa, sus negocios, sus chivos, su forma putrefacta de entender al periodismo, de la que sólo podía salir pescado podrido para intoxicar a las mayorías. En cambio, para muchos de nosotros, los periodistas que llevamos años y años yugando desde el llano, fue un momento muy esperado, que casi no esperábamos de un gobierno del sistema. Esa decisión de Néstor Kirchner de confrontar contra Clarín, y por añadidadura con el resto de las grandes corporaciones, sin embargo, también formó dos bandos: por un lado los alcahuetes que antes fueron parte de Clarín y La Nación y que por motivos diversos -desde guita hasta figuración pública con muchas horas de TV por mes- descubrieron los males de la "corpo"; y por el otro los que siempre habíamos enfrentado a esos sabandijas, los que siempre denunciamos sus negociados, su apoyo a la dictadura militar, sus crímenes para apoderarse de papel Prensa, sus privilegios que llegan hasta el punto de prohibir la organización gremial interna...Creo que las próximas batallas serán dentro del campo popular contra los alcahuetes, que son la antítesis del militante. El alcahuete obedece y cuenta billetes. El militante da pelea, discute, se rebela. y no saca los pies del plato, aunque muchas veces no soporte el dolor de huevos que le provoca el poder, que inexorablemente reclama alcahuetes en lugar de militantes.  (No se pierdan la nota completa acá)