La hipocresía del medio ante la muerte de Badía dio asco...

Es cierto que es una costumbre general hablar bien de quien ya no tiene el gusto (o no tanto) de hacer recordar que no siempre fue así. "La muerte nos vuelve buenos a todos" dice el dicho popular. El caso del locutor, conductor y periodista Juan Alberto Badía es especial porque ha sido un tipo del que en líneas generales nunca se escuchó hablar mal. Todos le han reconocido, y con buen tino, que fue uno de los pocos hombres de la radio y televisión, sino el único, que le abrió las puertas a los clásicos de la música popular argentina y también incorporó a nuevos figuras. Lo que ocurrió todo este tiempo de enfermedad de Badía fue que previendo el fatal desenlace se lanzó una maratón de homenajes y reportajes que en sí mismos dieron asco. Hoy todos son reproducidos sin pruritos en todos los canales, de hecho ese era el fin, ir armando el obituario siniestro de la fama. Al funesto evento televisivo y radial no faltó nadie, se prendieron todos, desde Tinelli hasta Felipe Pigna. ¿Qué es eso de invitar a una persona a la que no se tuvo en cuenta nunca para un reportaje porque se sabe que le queda poco tiempo y encima encarar la nota con esa impronta funesta: ¿qué te queda Juan Alberto de estos años de trayectoria?, ¿cuántos amigos te ha dejado la vida?, ¿qué cosas te quedan por hacer?... y otras barbaridades más que Badía, en una instancia en la que ya estaba más allá del bien y del mal, respondía estoicamente, a Pigna le dijo algo así como : "y disfruto de ese extra que te da el que te pudieras haber muerto hace un año pero no, y recibo el cariño de todos, un cariño diferente". Hasta se paró para mostrarle que muchos lo abrazaban y ahora lo tocaban, a diferencia de ese saludo lejano que le propinaban cuando todavía "no se iba a morir". El resto de los ciclos giró en torno a la misma política de "despedida anunciada". El Martín Fierro que le entregaron por sus años de labor es otro ejemplo en donde se ve de manera repugnante como la enfermedad de un ser humano y la posibilidad de muerte próxima se transforma en eso, en un show televisivo revulsivo, donde algunos hacen fuerza para llorar, como el patético conductor Iúdica, uno de los pelotudos más grandes que ha dado la telemierda nacional. El propio Juan dio cuentas de la inmoralidad de la gente que maneja nuestros medios cuando con cierto dolor contó que los únicos que lo habían llamado para trabajar, y no para darle las condolencias, fueron Claudio Villarruel y Bernarda Llorente. Algo que no hizo ni Tinelli, ni Magnetto, ni Bauer, ni nadie. Ayer Canal 13/TN emitió 24 horas de morbosidad impresentable con notas bochornosas sobre la vida del desaparecido profesional. En una, hasta se llegó a afirmar que los Beatles se hicieron famosos en la Argentina gracias a él... si Badía escuchara eso se cagaría tanto de risa que se volvería a morir, pero liberado de tener que asistir a semejante mamarracho. Otro dato que muestra la mediocridad y falta de creatividad de los productores televisivos y radiales fue la de que todos pusieran de fondo música de los flequilludos de Liverpool, es más, la discografía de los Fabulosos Cinco es interminable pero claro!, las cabecitas aneuradas no les dieron para más que Yesterday y Let it be, el más avezado puso un Lennon solista y con miedo. Lo cierto muchachos, es que Badía, como tantos otros, se fue sin que nadie le propusiera seguir viviendo, lo único que se hizo fue tirarle flores antes de que dejara este triste plano de la realidad donde todo el mundo parece haber olvidado que también se va a morir.