sábado, 17 de marzo de 2012

Las patronales de la prensa escrita, radial o televisiva, no tienen diferencias a la hora de explotar a sus trabajadores

Notemos como el montaje artificial y pseudoideológico de los medios supuestamente oficialistas, independientes, objetivos, opositores, o como se los quiera denominar, se agota en la realidad concreta de los hechos. Basta ver nuestros ingresos mensuales y el drama que atravesamos los trabajadores de prensa cada vez que queremos negociar una paritaria, defender nuestros derechos, ir en contra de despidos, de la explotación y humillación permanente, para darnos cuenta que los dueños del negocio de las comunicaciones no tienen diferencias a la hora de ir contra los intereses de los trabajadores. Ahí es cuando Magnetto, Saguier, Fontevecchia, De Narvaéz, Szpolski, Olmos o Vignatti, si hablamos sólo de prensa escrita, demuestran ser la misma mierda pero con distinto olor. Los únicos pelotudos que les jugamos el juego de "las diferencias políticas e ideológicas" para la tribuna somos nosotros. Quienes inexplicablemente y con muy poco tino escribimos, hablamos, decimos, departimos, especulamos, operamos, o editorializamos en favor de sus intereses coyunturales. Porque cabe acotar que estos tipos un día son videlistas, otro alfonsinistas, otro menemistas, otro duhaldistas, otro delaruistas y otro kirchneristas, y si las circunstancias así lo requirieran, no dudarían en operar en favor de un gobierno extraterrestre que les asegure una buena pauta. Para ellos todo vale... no les quepa la menor duda al respecto. Por eso decimos siempre desde aquí, hagámonos cargo muchachos!!!, ojo!, sin querer caer en la filosofía barata del chantún Claudio María Domínguez, por favooor!!!, gran parte de estos infortunios que vivimos cotidianamente son culpa nuestra.. Batimos récords cubriendo conflictos gremiales de toda índole y ¿no podemos armar un mínimo núcleo con el poder de fuego suficiente para que estas impresentables patronales nos respeten al menos un poco?. ¿Cómo puede ser que la prensa escrita hace más de 35 años que no tiene negociaciones paritarias unificadas?... es de locos!!... tendría que darnos vergüenza y pavor!!!. Ahora se está intentando hacer algo con el quite de firmas y con el apoyo de un importante número de colegas, cosa que celebramos y bienvenida sea, pero amigos, tampoco seamos ilusos ni nos engañemos; Szpolski, Fontevecchia, Magnetto y sus acólitos, se cagan de risa con esta clase de protestas. Total saben que sus pasquines estarán en la calle igual, recibirán sus prebendas y podrán calmar la cosa con algún amedrentamiento colectivo o individual que genere miedo, un aumentito puntual a algunos, un programita o participación en alguna señal del grupo que en cuestión, un ascensito de medio pelo; y así es como desactivan todo en 15 minutos. Ni hablar de los pseudelegados que nos mandan a las asambleas para romper la lucha queriendo imponer las agendas de discusiones "políticas" que ellos mismos inventan para los lectores, a quienes ellos consideran como la "manada", la "gilada" a la que hay que venderle la mayor cantidad de pescado podrido posible. No participemos más de esta mentira!!. ¿Qué nos pasó hasta ahora con la infinidad de medios en los que se echó a centenares de colegas y hasta se cerraron empresas?... nada!... esa es la triste respuesta... nada!, ahí tienen los casos testigos: Crítica, Canal 9, América, Clarín, La Nación, entre otros. No queremos sonar pesimistas ni mucho menos. Deseamos ponerle una impronta más contundente a este asunto de una vez por todas. Con estas modalidades de reclamo no nos va alcanzar para ir mucho más allá de ese 15 por ciento, a pagar en cómodas cuatro cuotas, que ofrecen estos chantas, sean del ficticio campo "nacional y popular" o de la reciclada "oligarquía terrateniente". Si no conformamos urgente un colectivo que unifique a todos los sectores de prensa, sea escrita, radial, televisiva, online, etc., y encaramos los reclamos en todos los medios bajo las mismas consignas estaremos siempre para el cachetazo y seguiremos con proclamas espasmódicas que sólo benefician a los de siempre, a los propietarios y a los poderes concentrados de turno para los que operan.

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