Los colegas de la Comisión Interna de Canal 13/TN del nefasto Grupo Clarín vienen realizando casi desde la clandestinidad una excelente campaña entre los trabajadores de esas emisoras para que tomen conciencia de que tienen derechos laborales para hacer respetar. La siniestra yunta Aranda-Magnetto-Noble-Pagliaro-Suar, se encargó durante todos estos años de hacer creer a sus empleados que la única manera de triunfar en sus carreras profesionales dentro de esa delincuencial "empresa" es mediante el individualismo, la falta de solidaridad con los compañeros, pisando la cabeza del que se tiene al lado, diciendo que sí a todo lo que la patronal imponga sin legalidad alguna, viviendo en un sistema fascista y macabro que promueve premios y castigos para repartir entre leales e insurgentes, haciéndolos competir permanentemente hasta sacarse los ojos por cuestiones de celos y vanidades miserables, etc, etc. Este vademécum de perversidades lamentablemente se hizo carne en muchos de los trabajadores de prensa que allí desarrollan su actividad. Algunos que tienen puesta la camiseta en la carne de ese mecanismo orwelliano parecieran insalvables, pero claro, nunca se pierden las esperanzas de que algún día salgan de la Mátrix Magnettista y se den cuenta de que entregar la vida a estos muchachos a cambio de unos mangos y eso que ellos impusieron con el rótulo de "prestigio", "fama" y "reconocimiento", no tiene el más absoluto sentido porque es una gran mentira. La dignidad está en hacerse respetar y no en tener horas de aire mientras se nos basurea de pies a cabeza... Ah! para los que se preguntan por qué ponemos a Suar en el quinteto del horror, acá y acá tienen la respuesta.
La troupe de gerentes, jefes y fariseos que son comandados por Magnetto & Company hacen de cuentas que el convenio no existe y en base a todo ese mecanismo salvaje que les contamos antes hicieron y hacen un culto de los abusos: cambios de horarios, obligación a quedarse fuera del tiempo laboral, con el consecuente no reconocimiento de horas extras y días compensatorios, no pago de feriados, etc. Es un clásico que los compañeros tengan pánico de ir a pedir que se les cumpla lo mínimo. Es por eso que uno prende la tele y ve a un tipo que a la mañana estuvo haciendo móviles, a la tarde sale por teléfono, y a la noche está en el piso. Algo que en un principio emborracha por el tema de la bendita "exposición" que alimenta los egos vedettistas de muchos de los que trabajamos en esto, pero que a la larga termina siendo perjudicial para todos. Clarín les hace creer que esa entrega los va a llevar algún día a ser jefes de algún área técnica, de producción, o directamente potenciales Biasattis, Santillánes o Mónicas y Césares, con sueldos que no bajen de las 100 lucas y viajes por el mundo... así les va, apenas si tienen tiempo para dormir, ver a sus novias, esposas e hijos, y vivir como seres algo normales.
Para Clarín lo básico es mucho si no hay entrega absoluta. La idea es chupar la sangre a sus empleados y que terminen creyendo, como el personaje de Orwell en "1984", Winston Smith, que el Gran Hermano Magnetto es lo mejor que les puede haber pasado en esta existencia, porque es el único que los va a proteger y a darles posibilidades de existir, de "ser" algo en esta vida miserable...
La política del freezado es un clásico en la "relación laboral" que Clarín ha generado con sus empleados. En términos "videlianos" (por el genocida Videla lo decimos), el freezar sería algo así como una "desaparición"... el "freezado" o "desparecido" en Clarín pasa a la instancia que decía el criminal dictador sobre el exterminio en la Argentina... "no tiene entidad, no está ni muerto ni vivo, está desaparecido..." para ellos, salvando las distancias, a eso se le llama "freezado". Claro, después de haber alimentado la vanidad de sus asalariados con premios, como por ejemplo, la exposición mediática, viajes, notas con estrellas de la política, sociedad, el mundo del arte, de la moda, platita, viáticos, etc, el Gran Hermano "Magnetto", decide arbitrariamente y porque seguramente no se cumplió con las expectativas de la empresa, pasar al freezer a algún trabajador, es decir dejarlo sin tareas o con actividades de esas que se consideran menores. Las causas pueden ser muchas, haberse negado a quedar fuera de horario, no poder viajar por problemas personales, haber cuestionado algún mal pago, alguna mala liquidación, haber mirado mal al jefe, haber sido solidario con algún compañero que está en problemas con la empresa, no haber querido o podido trabajar en algún feriado, etc.
Los que se quejan, además hasta hace poco tiempo, corrían el riesgo de ser rajados sin miramientos. La historia se dio vuelta cuando en septiembre del año pasado el nefasto Grupo Clarín tuvo que reinstalar, por fallo judicial, al compañero editor de Canal 13/TN, Ricardo Junghanns, quien fue echado por el simple hecho de haber trabajado gremialmente para defender los derechos de él y de sus compañeros. La siniestra empresa con esto quiso marcar un precedente y el tiro le salió por la culata. Lo increíble fue el regreso al trabajo del colega, porque otra vez usando los mecanismos de Massera, Videla y Agosti, la vuelta al trabajo pretendió ser utilizada para "marcar" gente. Junghanns pasaba a ser como el desaparecido de la ESMA, o algún otro centro clandestino de detención ilegal que aparecía y generaba dudas. Pasaba a ser un "Leproso", en este caso no porque fuera un botón del opresor, sino porque nadie quería acercarse a saludarlo siquiera por temor a quedar pegado, algo realmente digno del más absoluto repudio. Acá tienen la crónica de ese momento
Hace un año aproximadamente otro compañero fue echado y quedó llorando en la redacción sin que alguno se acercara al menos a consolarlo. Eso demuestra que la política del terror del "gran grupo argentino" ha dado sus frutos pero por suerte, como todo poder omnímodo, reaccionario y coercitivo, genera sus propias resistencias. De a poco el horror generado entre los trabajadores de prensa por el magnettismo se va desmoronando. La opresión como siempre tiene un límite y los amigos y colegas de Clarín lo están cruzando. En solidaridad colectiva nadie va a poder atacarlos individualmente, eso está más que claro. El, o los que todavía crean que quedar bien con el garca de Carlitos D'Elía y sus adláteres les asegurará un porvenir de ventura, éxitos, fama y fortuna... se equivocan!, miren a sus compañeros más viejos; enfermos de orgullo, de mezquindad, de intolerancia, de arrogancia y sin prestigio o reconocieminto alguno... al contrario... dan lástima... si hasta todavía son capaces de cagar a sus compañeritos más jóvenes por un viaje , por dos minutos más de pantalla, o por una gota de protagonismo. Un final que para esta profesión o cualquier otra es muy triste, muy insignificante, muy lamentable... Ya sabemos que no todos podemos ser Rodolfo Walsh, Haroldo Conti, Paco Urondo, Osvaldo Bayer, Eduardo Galeano o Rogelio García Lupo, pero aunque más no sea apuntemos un poquito para ese lado... es preferible eso a terminar siendo un cadete circunstancial del poder.
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