Clarín y el Gobierno: operaciones cruzadas

El fin de semana largo la ciudad apareció empapelada con la cara de Héctor Magneto, la imagen es de cuando el CEO del Monopolio era más joven y estaba bien de salud, la gente de Miradas al Sur (de Sergio Szpolski), no iba a poner el rostro de un anciano moribundo que diera la sensación de ser un hombre endeble y fácil de vencer. Los carteles hacen referencia a una nota "especial" que escribió para el libelo k, el multiempleado estatal, Eduardo Anguita. En realidad la misma no aporta mucho para la causa, más que, al mejor estilo Mariano Grondona, ponerse a analizar la acepción griega del acrónimo CEO, alguna data sobre la coyuntura del tema fútbol, y varias inexactitudes. Por ejemplo, la de asegurar que la cablera de Alberto Pierri (Telecentro) se ha subordinado a Clarín ¿cómo? este señor no sabe que el papelero ha colmado gran parte del mercado del Gran Buenos Aires y Capital Federal, y además es la única que ofrece Triple Play a instancias del propio Magnetto. El ex presidente de la cámara de diputados menemista tiene línea directa con el capo del gran diario y comparte negocios con respecto a su pastera y a sus medios.

El que hizo un aporte interesante sobre el temido Don Héctor fue Jorge Fontevecchia, quien dice en una nota de su diario Perfil cosas como esta:

Es impresionante la memoria que tiene y usa. No le gustan los papeles. Sus escritorios están limpios como si recién se sentara. Hoy por hoy trabaja mucho menos que antes y utiliza mucho, para determinados encuentros, su casa, su departamento, que queda al lado de la Embajada de Brasil y frente al Jockey Club (en ese mismo edificio vivió durante décadas Goar Mestre). Todavía se seguiría alimentando con sonda. Ha decaído muchísimo físicamente en los últimos cuatro años, pero conserva una fuerza interior impresionante y, pese a todo, es un contrincante feroz. (leanlá completa en el vínculo)

Por su parte Clarín bombardea con sus tapas al mejor estilo de la Luftwaffe alemana. La mayoría de sus titulares dan la sensación de estar, mediante la máquina del tiempo del Noble Imperio, en diciembre de 2001. La única diferencia es que Kirchner no es De La Rúa y Cristina, yendo más atrás, no es precisamente Isabelita. Así que como verán, las cosas están difíciles para ambos monstruos (N del R: evitar por favor analogías con la teoría de los dos demonios). La única esperanza que nos queda, es la posibilidad de que quizás, en el afán de vencer y "conquistarse por la fuerza o por la explotación" (como dice Miguel Cantilo en La Marcha de La Bronca), los temibles adversarios se fagociten mutuamente, y a sí de una vez por todas, nos permitan vivir en paz.