El velatorio de Alfonsín dio para todo (I)

La circunstancias de la muerte de uno de los más importantes políticos argentinos de los últimos tiempos brindó el marco de inimputabilidad suficiente como para que salieran de sus bóvedas y tumbas varios de los responsables de la decadencia nacional de los últimos cincuenta años. Escuchar a Graciela Fernández Meijide rescatando la honestidad del ex presidente olvidando que nos hacía pagar a todos el sueldo de su profesor de tenis cuando era funcionaria de De La Rúa, dio ciertas nauseas. O por ejemplo, fue repulsivo oír a Miguel Angel Toma hablando de la incorruptibilidad del caudillo radical. Lo de Carlos, Eduardo y Néstor no merece el menor comentario, un empacho de hipocresía asqueroso.
La cobertura de los medios, especialmente la de Canal 13 y TN, mostraba el grado de amnesia que tienen nuestros comunicadores. Hablaban de la muerte de un demócrata como si ellos hubiesen adherido siempre a las instituciones, el republicanismo y a la ética.

Hay que decirle al doctor Otero y a su compañera Cassina que ese tono artificialmente grave y compungido es verdaderamente insoportable. Este Notero imaginaba a cualquiera de los conductores en el almacén pidiendo media docena de huevos y cien gramos de mortadela con esa cara y voz de duelo inventada y no podía parar de reír.

De nosotros los cronistas, uhhh!! cuantas cosas hay para decir, pero va a ser mejor en el próximo posteo, sino es mucho...