viernes, 5 de diciembre de 2008

La simbología de los anuncios no alcanza

Cuando uno se remite al diccionario, el término "anuncio" no se puede escindir de la intima relación con la acción de transmitir un mensaje publicitario. Llevado al terreno de la política mantiene su génesis pero resulta incompatible con la actitud y efecto de gobernar, ¿por qué? y porque en el mundo de la ciencia que domina el arte de lo posible, el anuncio debe materializarse. El 99 por ciento de las promesas que nos vende la publicidad no se cumple. Nunca esa ropa, ese perfume, ese vino, etc, atrae a las chicas y al placer que nos prometen las propagandas, pero claro, queda en nosotros volver a consumirlos o no. Con las promesas del poder no ocurre lo mismo, el consumo, con efecto o sin él, es una angustiante obligación.
Yendo a Cristina y a su planeta de batería de anuncios, resulta indispensable usar el más común de los sentidos para entender algo. Además del mensaje que se quiere transmitir que es "el gobierno actúa contra la crisis" y las cifras que pretenden impactar (13.200 millones, 71 mil millones, etc), está la realidad. La realidad objetiva es el principal enemigo del marketing gubernamental. Si se tuvo superávit y récord de reservas antes ¿cómo es que se otorga una virtual línea de créditos e incentivos ahora que los números no cierran?. Sólo un tonto puede creer que ir detrás de los acontecimientos puede detener una recesión a escala mundial.
La famosa e inigualable recaudación del "modelo" kirchnerista nunca fue utilizada para crear trabajo genuino, o se olvidaron que todavía hay 17 millones y medio de pobres. Los planes trabajar de 150 pesos nunca fueron abolidos, en cinco años y medio los kirchner acrecentaron la brecha entre ricos y pobres de manera escalofriante. En el 1974 los trabajadores se llevaban el 47 por ciento de la torta, hoy con suerte alcanzan el 25.
La "batería" de anuncios pareciera estar dirigida solo al tipo de clase media que en otras circunstancias, y no precisamente en estas, se hubiera animado a cambiar el auto o a comprar un plasma. La Argentina es mucho más compleja y amplia que esto. El matrimonio presidencial parece no haber comprendido que en los sectores más pobres de Capital Federal, la Provincia de Buenos Aires y en el interior del país, a la gente no se le fía con las portadas de los diarios adictos ni con espejitos de colores.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los anuncios de esta vieja saturaron. Es cierto en el super lo que dice esta mujer no sirve para nada...