Recuerdo un discurso de Hebe en la Plaza de Mayo uno de esos 24 de marzo de los años '90 que realmente me sorprendió. Una mujer con esos cojones era digna de absoluto respeto. Habló del sistema injusto que generaba el neoliberalismo en el país, de la corrupción, de la cantidad de hijos que seguían desapareciendo víctimas del hambre en la absurda fiesta del menemismo y muchas otras verdades más. Años después me entero que el adlater del Carlo, quien fue presidente durante siete días (Adolfo Rodríguez Saá) la recibió por primera vez en Casa de Gobierno, y ella con otras madres le brindó su apoyo. Aquél día algo comenzó a cambiar en la justa reivindicación e idealismo de ese grupo de mujeres. Bonafini cobijó además a quién supuestamente asesinó a sus padres, Sergio Schoklender, sin dar mayores explicaciones, algo que mucha gente nunca terminó de comprender, ¿era verdad lo del asesinato o lo del complot de la venta de armas?. De ahí en más el teórico parricida se convirtió en el abogado de su asociación. Hoy el muchacho barbado vive muy cómodo en un Country, juega al golf y sigue manteniendo ese silencio digno de un monje negro.
Por estos días, en un acto también inentendible, Hebe recibe como administradora del organismo de Derechos Humanos que dirige a la sospechada ex ministra de economía Felisa Miceli mientras sigue apoyando indeclinablemente a esta administración sin tapujos.
Hace poco en un programa de los Kirchneristas más fundamentalistas de Canal 7, los hermanos Korol, Bonafini dijo que iba a festejar sus 80 años con un baile de disfraces. A los pocos días levantó, cual censor de la dictadura, el programa "Nos mean y dicen que llueve" que salía por su radio (AM 530). A esta mujer nos la cambiaron, o algo anda terriblemente mal en la lucha que encabezó este frente nacional y popular una vez recuperada la democracia.
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