Después del circense "caso Fariña", Lanata, Clarín, Carrió, Macri, Bullrich y De Narváez convocan a marchar contra la Dictadura K

Los antikirchneristas acérrimos de las clases medias y altas, paradójicamente los más beneficiadas por "el Modelo", parecen estar indignadísimos después del fogoneo permanente que el Grupo Clarín ha llevado adelante con la maltrecha "Ruta del dinero K". Clarín ya sabía que el show mediático armado por Carlos D'Elía, gerente periodístico de Canal 13/TN, y el crepuscular Jorge Lanata, no se podía sostener más de dos semanas, sin embargo el efecto deseado llega hasta donde se esperaba: la marcha que la corporación, ex socia del Gobierno y hoy su principal enemigo, viene motorizando para volver a intentar desestabilizar a la administración de CFK, que como ya dijimos no es ninguna revolución popular como predica, pero claro, al lado de Clarín y sus acólitos, pareciera ser la  más libertaria de las epopeyas históricas. Ese parece ser el límite de progresismo que se permite este país conservador y de derecha. Para colmo de males, y como si se tratara de una broma siniestra del destino, la Presidenta estará en esos momentos ocupada en la crisis que atraviesa la República de Venezuela debido a las elecciones que el poco inteligente Maduro complicó debido a esas insensateces sobre el "pajarito" con el espíritu de Chávez. Parece que el elegido del "Comandante" resultó ser bastante pelotudo. Decimos "broma del destino" porque la situación en el país bolivariano está bastante difícil, y más allá de las diferencias coyunturales, aquí también por el clima beligerante que propopone permanentemente el magnettismo y la Rosada. Es obvio que en materia de "números", quienes van a salir hoy a la calle a pedir otra vez "libertad" para comprar dólares, se quedan cortos, de lo contrario hubieran sido mayoría en las últimas elecciones nacionales. Lo que ocurre y preocupa es que ese odio visceral por el discurso kirchnerista de izquierda, que en realidad tiene su contrafigura en las políticas de derecha clásicas del pejotismo que benefician justamente al sector reaccionario que hoy se moviliza, roza cada vez más la peligrosidad de un conflicto mayor. Decimos esto porque está claro que quienes quieren derrocar a Cristina, y esto no es un eufemismo, están buscando víctimas, muertos, caos, desastre, tragedias, para volver al ruedo del poder. Escuchar al impresentable Jorge Yoma decir, como predicaba Martínez de Hoz, que el Estado se ha vuelto agobiante da un poquito de miedo. Piensen que detrás de este PJ con Derechos Humanos que gobierna, hay otro peor que está agazapado como un felino esperando la caída. Ese peronismo loperegista ni siquiera admite política de DD.HH. ni Canal Encuentro, así que en ese y otros sentidos estaríamos peor que ahora. El burgués de clase media indignado que hoy saldrá a las calles a desparramar su ira no se pone a pensar esto, lo único que desea es que se vaya "la Yegua". Repetimos, este gobierno no representa ni por casualidad los intereses del campo nacional y popular, pero en contraste con los que cacerolean hoy sigue siendo, lamentablemente, el mal menor. Tenemos que generar una instancia superadora a este menemismo "progresista"; vencerlo en las urnas, pero sin volver jamás a los viejos ladris de siempre que hoy están representados por Scioli, Macri, De Narváez, De La Sota y Massa, entre otros. Si, ya sabemos que por el momento parece no haber muchas opciones, el radicalismo se ha vuelto un satélite del clarinismo, y para rematar el FAP, dentro de esa misma lógica "antitodo" discursea con el guión que le escribe Eduardo Amadeo, Patricia Bullrich, Carrió y Federico Pinedo. A nosotros tampoco nos cae simpático el accionar del kirchnerato pero no por eso pretendemos que se desmorone en un abismo que nos puede arrastrar a todos otra vez al infierno, respetemos la Democracia y participemos para cambiar este sistema de cosas injusto e hipócrita. Eso de instigar golpes para que retome el poder el enemigo interno de quien está al frente del Estado es cíclico y no sirve para nada. Además es un espejismo que oculta a quienes gobiernan de verdad desde siempre en la Argentina: nos referimos a esos empresarios, banqueros, terratenientes y financistas que se abrazaron para hacer multimillonarios negocios con Videla, con Alfonsín, con Menem, con Duhalde, con Kirchner y ahora con Cristina. A ese poder en las sombras es al que tenemos que golpear y no al sistema democrático, que en última instancia y a pesar de su imperfección, es el único que nos garantiza una mínima posibilidad de organización.