domingo, 14 de agosto de 2011

El candidato presidencial que condonó las deudas de Clarín y el gorilismo de La Nación en su versión más cavernícola

Luego de recibir las denuncias de los ex trabajadores de Canal 13/TN en manos del ex delegado del personal José Carbonelli, el titular de la Sindicatura General de la Nación, Daniel Reposo, confirmó que el ex presidente y actual candidato para ejercer ese cargo, Eduardo Duhalde, condonó deudas a ARTEAR S.A: “El último decreto que firmó fue una condonación de deuda sobre el canal 13, del grupo Clarín. Esto fue una importante pérdida para el Estado, eran multas que el Estado tenía que percibir, multas que van al tesoro público para iniciar acciones de gobierno", indicó el titular de la SIGEN.
Ante la denuncia por las numerosas irregularidades presentadas por los ex trabajadores, Reposo afirmó que “nosotros lo que vamos a hacer desde las Sindicatura General es hacer el análisis de la denuncia planteada por el delegado de los ex trabajadores de canal 13 y a medida que se detecten las irregularidades que las podamos comprobar haremos la presentación del informe a la autoridad de aplicación para que proceda y analice la pérdida de la licencia o la sanción que corresponda”.
Por otro lado, el matutino de Bartolomé Mitre, el genocida del pueblo paraguayo en la inventada Guerra de la Triple Alianza, insiste, en la voz de Jorge González Díaz, en descalificar al Ministro de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni. Este "genial" periodista no tuvo mejor idea que hacer esta comparación o analogía digna de un Neanderthal, entre Zaffaroni y Monzón. Que capacidad analítica ¿no?. Pasen, lean y saquen sus propias conclusiones:

"Nunca me ha sido indiferente la lucidez de Zaffaroni. Leo sus opiniones sobre criminología desde muy joven, creo que su inclusión en el máximo tribunal es una de las grandes medallas que puede colgarse el kirchnerismo, discrepo de quienes lo odian y siento que, a pesar de que le debe una buena explicación al Congreso, de ningún modo tendría que renunciar.
Aun así no puedo concebir cómo es posible que un grupo ilustrado de la sociedad aplauda a su señoría justo en la semana en que su señoría se manda una (por llamarla de manera publicable) flor de pifiada. Me hace pensar que ciertos argentinos aplauden a los ídolos por los errores y no por sus virtudes. Como aquella vez que Monzón fue a declarar, después de haber arrojado a su mujer desde el balcón de su casa, y el público le gritaba: "¡Dale campeón, dale campeón!". Zaffaroni mereció aquel aplauso premiador en cualquier otra velada, menos en ésa."

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