Lo que les reproducimos es un pequeño párrafo de una nota del jueves 14 de octubre de 2004, cuando el protagonista de este posteo todavía tenía bigotes y ya se sabía que Néstor Kirchner, por consejo de Cristina Fernández, pondría al frente de la Corte Suprema de in-Justicia al "Tío" Lorenzo, como se lo llama en los pasillos de las boîtes judiciales. Lean:
"Lorenzetti le dijo a este diario que si nunca se dedicó a la política no fue por falta de interés, sino sólo por falta de tiempo, porque se metió de lleno a la actividad académica. En el colegio perteneció a la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), la histórica agrupación estudiantil cercana al peronismo. Además, en sus primeros años como abogado representó a varios gremios, entre ellos a la Unión Obrera Metalúrgica y al Sindicato de la Carne".
No hay mucho que agregar sobre el pensamiento que el santafecino fue potenciando con el tiempo para acercarse cada vez más al poder, la farándula-establishment del pseudoperiodismo vernáculo, y por supuesto, a las compañías diarias de casorios y amantes juveniles para él, y por qué no, las nocturnas también. La verdad es que nunca nos metemos en cuestiones de alcoba, porque en este y en otros tantos casos en los que dedicamos tiempo a funcionarios o personalidades públicas, hay temas mucho más importantes que esos. La cuestión es que si los protagonistas de la historia ostentan esa faceta... bueno!!!... imposible soslayarlo. Igual vamos a fijar la lupa en lo verdaderamente relevante. La historia de como Lorenzetti arriba al órgano más importante en materia de in-Justicia es sabida, pero no tanto el hecho de como se fue adaptando a los tiempos que fueron corriendo. La imagenes que elegimos son elocuentes, el joven UES terminó asociado a terroristas mediáticos como Daniel Maldad, con quien ni siquiera se privó de ir a besarle la mano en sus extintas fiestas del ex Grupo Infobae (lean esto, no tiene desperdicio). En una nota reciente del Página 12 que lamentablemente cayó en las manos del negrero serial Víctor Santa María, la periodista Irina Hauser, quien tampoco se negó a ir a besar la mano del propio Lorenzo, ahora cuenta algunas cosillas del ex bigotudo, lean esto:
"Lorenzetti andaba con un maletín de cuerina raído y todavía usaba bigote. Más adelante, cuando ya llevaba un tiempo en la Corte, se afeitó por sugerencia de su asesora de imagen y comunicación, la periodista María Bourdin. Igual que Macri, se sacó el bigote para parecer más joven La última vez que Cristina Fernández de Kirchner y Ricardo Lorenzetti hablaron cara a cara fue cuando faltaba poco para las elecciones presidenciales de 2015. Ni en los momentos de mayor enfrentamiento entre el Gobierno y la Corte Suprema dejaron de verse. Siempre en la Quinta de Olivos, cuando caía la noche, al final de la jornada laboral. A veces ella lo hacía esperar, porque tenía que volver desde la Casa Rosada. Era algo odioso para el presidente del más alto tribunal: quedarse sentado en una sala, suspendido en un tiempo muerto, aguardando a una de las pocas personas con más poder que él. Con los años, lo que parecía un vínculo afín y en sintonía, casi cómplice, había mutado a diálogos llenos de comentarios ácidos y sarcasmo, pero sin dobleces.
–No está mal si querés ser presidente de la Nación, Ricardo, pero vas a tener que renunciar a la Corte –lo chuceó ella en uno de los encuentros.
Lo desnudaba de prepo. Estaba furiosa con ciertos fallos que se inmiscuían en medidas de gobierno y con los discursos ampulosos con los que el juez solía inaugurar el año judicial, casi siempre estratégicamente después del mensaje presidencial de la apertura de sesiones en el Congreso de todos los 1º de marzo. «¿Para qué espera hasta marzo si la actividad judicial empieza en febrero?», despotricaba la ex presidenta mientras tomaba café con su secretario legal y técnico, Carlos Zannini.
Las primeras dos veces que Cristina le dijo a Lorenzetti que advertía sus aspiraciones él contestó sonriente: «Son pavadas que se comentan». La tercera ya no dijo nada. Aquella última vez que se vieron hablaron del escenario electoral y el supremo se refirió a los candidatos en pugna, Mauricio Macri y Daniel Scioli, con marcado desprecio:
–Gane quien gane, a partir del 10 de diciembre va a haber tres presidentes. Uno del Poder Ejecutivo, otro del Legislativo y el del Poder Judicial –mostró las garras Lorenzetti.
Ella se hizo la distraída:
–¡Claro! –exclamó–. Es que no hay nadie con un liderazgo como el de Néstor y el mío.
–Por supuesto –respondió el juez quien, era ostensible, no hablaba de liderazgos pasados ni de su interlocutora, sino de sus ansias de gobernar ante previsibles escenarios de fragilidad institucional.
Para esa época, Lorenzetti y Elena Highton de Nolasco eran los únicos dos jueces de la Corte conformada en los inicios del gobierno de Néstor Kirchner que seguían en funciones. Un tercero, Juan Carlos Maqueda, designado antes por Eduardo Duhalde en su presidencia provisoria, completaba esa Corte mínima, casi incapaz de tomar decisiones. Carlos Fayt, tras un escándalo público debido a que continuaba en el cargo a los 97 años, había presentado su renuncia para irse con el cambio de gobierno. Carmen Argibay había fallecido, igual que Enrique Petracchi, quien llevaba treinta años de juez supremo. Raúl Zaffaroni se jubiló.
Poco y nada quedaba entonces de aquella Corte de oro impulsada por Kirchner. Que fue elogiada por su alta calidad e independencia, que buceó e hizo escuela en la ampliación de derechos y en el arraigo de las garantías individuales, además de abrir camino al juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad después de años de cerrojo judicial producto de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Queda la letra de fallos ejemplares. Permanecen estructuras de vanguardia como la Oficina de la Mujer y la de Violencia Doméstica.
(…)
Lorenzetti andaba con un maletín de cuerina raído y todavía usaba bigote. Más adelante, cuando ya llevaba un tiempo en la Corte, se afeitó por sugerencia de su asesora de imagen y comunicación, la periodista María Bourdin. Igual que Macri, se sacó el bigote para parecer más joven. Lo que cautivó a la ex senadora Fernández de Kirchner fue la oratoria de Lorenzetti, y le ofreció dar una charla en el Senado. Él le llevó de regalo uno de sus libros, Las normas fundamentales del derecho privado. La dedicatoria delató que ni siquiera se había tomado el trabajo de ver bien cómo se escribía el apellido, que también era el del entonces presidente. «Para la senadora Cristina Kischner en homenaje a su integridad moral y sus valores», escribió en lugar de «Kirchner»."
En 2010 Magnetto empezó a arrimarse al fogón del "Tío" cuando se veía venir el "Cristinazo" que le imponía su ex socio, El Pingüino. Obviamente Lorenzo no perdió la oportunidad para empezar a pensar en su futuro político. De todos modos el divorcio entre el Kirchnerismo y el Clarinismo recién empezaba y la cosa se iba a poner tan pesada que el "Supremo" no tuvo otra salida que jugar a desgano en favor de la famosa Ley de Medios. Tal fue la bronca de "Don Héctor" que lo ninguneó en sus medios. El titular del mayor tribunal de la Nación no tuvo mejor idea que mandar a su ladera, María Bourdín, a pegarle al Oligopolio. Táctica, que aunque les suene a joda, también utilizó de manera mucho más mafiosa con este humildísimo bloguito de morondanga, no lo creen?... vean!.
Para colmo de males la chica que se creía intocable quiso ser estrella mediática y hasta brindó una producción hot a la Revista Noticias, que esta otra nota muestra con las imagenes y exponiendo además respuestas insólitas a todos los avatares de la dupla judicial del CIJ que operó con el apoyo de su "fiel" amigo Hadad en operetas varias. El que se pierda este último vínculo no podrá entender que clase de personas tenemos al frente de la Corte. A pesar de estar en la antípodas de la pitonisa chaqueña que vive en Barrio Norte, Elisa Carrió, todo los que diga con respecto a él, es absolutamente cierto. Esta es una pequeñísima porción de la vida de este personaje nefasto que no por casualidad se rodea de seres horrorosamente siniestros. Continuará!. (Si no nos desaparecen de nuevo)
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