En medio del gravísimo cuadro de situación que se viene dando en todos los medios de comunicación con nuestras fuentes laborales, los trabajadores nos encontramos en una encrucijada que debe ser resuelta lo antes posible. Le damos prioridad a los intereses sectoriales y personalismos, a los partidismos grupales, a la mezquindad, al vedettismo, a la avaricia, al egoísmo, o lo que es peor, al peor enemigo del ser humano, su propia indiferencia, o nos unimos de una vez por todas en nombre de nuestras coincidencias y la voluntad de generar una organización inexpugnable que no sea carcomida ni corroída por todas esas miserias que terminan transformando a una central gremial en una rama de un partido o pensamiento político, o de algún aparato partidario o estatal. Un verdadero y nuevo gremio tiene que dejar de lado las estúpidas divisiones que nos impusieron las patronales asociadas a los funcionarios de turno con la absoluta complicidad de las burocracias sindicales. Desde el año '75, más allá de que los convenios tengan una importante matriz en favor de nuestros intereses, la prensa está dividida estúpidamente en tres "ramas": prensa televisada, oral y escrita. Ese fue el principio del debilitamiento de nuestras fuerzas en el terreno de negociaciones salariales, respetabilidad de todos y cada uno de nuestros convenios, que implica obviamente una violación sistemática de los más mínimos derechos que nos asisten. Para colmo de males también nos vimos perjudicados con las reformas laborales de los '90, avaladas por la mayoría de los propietarios de medios que hoy siguen en el ruedo con esas lógicas siniestras y siguen siendo nuestros patrones. Esas empresas se cagaron y cagan en el Estatuto del Periodista, en todos los Convenios Colectivos de Trabajo, y hasta en los beneficios que traía acarreada la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. ¿Entonces a qué estamos jugando?... a nada!... simplemente a ir hacia un abismo insondable que nos lleva inexorablemente al ejercicio de caer en la mecánica del dicho que afirma que "en casa de herrero, cuchillo de palo". Los periodistas hablamos de cualquier conflicto menos de los que nos tocan a nosotros, salvo claro, que nos manden nuestros jefes para perjudicar a sus competidores coyunturales (se acuerdan cuando escribimos este posteo al respecto, les recomendamos que lo lean, o lo relean, porque no tiene desperdicio). Los "empresarios de medios" no tienen más diferencias entre ellos que en materia de negocios, porque en lo que se refiere a lo ideológico, todos concuerdan en tres cosas muy claras: tener cada vez más rentabilidad, menos costos (entre ellos increíblemente entra nuestra labor mal paga que es la que los lleva a ellos a juntarla con varias palas, como afirmó la apropia Presidenta de la Nación), y defender sus intereses de clase privilegiada. Uno de los tipos que más respetamos en esta lucha se llama Tomás Eliaschev, porque siempre puso el cuerpo a todas las injusticias que nos tocaron atravesar en esta saga de traiciones y desencuentros, y que todos, más cerca o más distantes, compartimos. Una vez hasta casi lo matan a trompadas los "pacifistas" y "combativos" muchachos de la UTPBA camañodasnevista que tiene como cara visible a la impresentable Lidia Fagale ¿se acuerdan?. Luego del plebiscito que se llevó adelante antes de que termine el año, y que dio como resultado un número aplastante en favor de un flamante sindicato, Tomás se refirió a los principales puntos que confluyeron en esta posibilidad de que recuperemos TODOS los laburantes de prensa la esperanza de un volver a ser. Escuchen acá la nota que le hicieron para Radio La Retaguardia, los colegas Luis Angió y Ernestina Arias.
martes, 6 de enero de 2015
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