viernes, 30 de enero de 2015

Asesinado Nisman, el Partido Clarín arroja sus primeros misiles mediáticos para eliminar a sus enemigos K


Está claro que cuando los poderes se enfrentan, como dice el magnífico Kevin Spacey enfundado en el personaje de un ser despreciablemente ambicioso, Frank Underwood en la serie House of Cards (Castillo de Naipes), un miserable del que se puede deducir de la traducción de su apellido que es un sorete enfundado debajo de una madera de "buen tipo", se da inevitablemente la máxima que ya esbozaba Maquiavelo sin siquiera decirla en su célebre obra El Príncipe: "Hunt or be Hunter" (Cazar o ser cazado). Como verán, la contienda no es entre habitantes de la Villa 31 y La Palito por unas cajas PAN (Plan Alimentario Nacional), restos de comida de McDonald's en volquetes de basura en Capital, Gran Buenos Aires, o provincias pobres y feudales del Norte, ni por planes sociales que dan los punteros de partidos políticos liberales de todo tipo para tenerlos de rehenes. Sino entre multihipermillonarios que están recontracagados en guita y poder. Sólo que a diferencia de los primeros, que no pueden pensar siquiera en estrategias mafiosas de alto vuelo, salvo agarrar un fierro o un tramontina y salir a chorear drogados con los restos de lo que les dejan los ricos, Paco por ejemplo, o algún vinito en cajita como mucho, se enmarcan en enormes operaciones que entremezclan carísimos agentes y servicios de inteligencia propios y externos, medios de comunicación masivos o no tanto, corporaciones financieras que activan corridas, estabilizaciones y estancamientos según les convenga, fuerzas de inseguridad lumpenes que se calzan el uniforme y les hacen creer que por unos mangos tienen que reprimir a sus pares de clase, etc, etc. Así es como el VERDADERO PODER se disputa las cosas en las grandes ligas mafiosas, sin medias tintas. Lo más loco de todo esto, es que gracias a sus posibilidades económicas y debido a sus gustos, frivolidad, apariencias, y mantenimiento de "estatus", se da el fenómeno psicótico de que terminan siendo vecinos en lugares opulentos como Barrio Parque, Las Cañitas o Puerto Madero, el hito menemista que agrupó a los más altos CEO's y empresas multinacionales, banqueros opulentos, timberos financieros de toda índole, artistas acaudalados, que siempre quieren estar cerca de los "poronga", y potentados funcionarios de los tres poderes del Estado. Tal es así, que en esta guerra de altísimos intereses pecuniarios y dominio, los "vecinos" del mismo barrio no tuvieron problemas en tirarse un muerto en las narices para demostrar que si hace falta cazar, salen de caza. En este caso le tocó a uno de ellos y que en materia de nivel socio económico estaba a su mismo nivel. Ganaba un sueldo de más de 90 lucas, alquilaba un departamento de lujo en las suntuosas Torres Le Parc de 25 lucas (más expensas nada económicas) , y con todo un sistema y aparato de "seguridad" (con Prefectura Naval incluida) que como verán, no sirvió, no sirve, ni servirá absolutamente para una mierda cuando los intereses que están por encima de todo este circo necesita actuar en el momento que lo requiere. Esto vuelve a demostrar que el curro de la "Seguridad" es otro de los disciplinadores sociales que usan precisamente estos grupos del establishment en base al miedo, y que por una cuestión práctica, no sea cosa que algún advenedizo se les quiera ir de las manos y rebelar, no tiene diferencias entre sectores ricos, medios y pobres. Según el viejo sabio, Carl von Clausewitz, "la guerra es la continuación de la política por otros medios". La cuestión es que a estas alturas de las circunstancias, una guerra ni siquiera necesita ser declarada para ser llevada a cabo igual, como decían los rusos y yankees con sus eufemismo bélicos, de manera "fría", con agentes, service y logística tecnológica, o como ahora, fragmentada en pequeñas células, que a menor o mayor escala, como dijo San Bergoglio a nivel global, es una Tercera Guerra mundial "en partes"... nosotros diríamos en capítulos para estar más acordes a la era Netflix. Ya los viejos teóricos de las comunicaciones decían hace décadas que las próximas guerras y en especial la "política" tendrían como principal protagonista a las Mass Communication, los medios de comunicación masiva. Ellos son los que dictan y legitiman lo que supuestamente piensa y cree ese mejunje que denominan "Opinión Pública" o "La Gente". Los pensadores del tema no profundizaron mucho, diríamos nada, sobre la mecánica capitalista en esos medios que teminarían perteneciendo a sendos bandos poderosos en pugna y bajo los regímenes de explotación, negreo, abuso y violación de derechos laborales del resto de las empresas. Lo del "Cuarto Poder" es un eufemismo de "La Cuarta Mentira". El Ejecutivo ejecuta en beneficio y sostenimiento de las desigualdades que mantienen este sistema injusto, a veces más malo, otras menos malo, pero siempre arbitrario. El Legislativo, le da las "leyes" para que ese statu quo tenga su cuerpo normativo, y el Judicial es la trampa aleatoria a esos dos poderes del Estado que cumple la simple función de regular divergencias de tipo pragmático entre los otros dos, pero que es al fin y al cabo un cómplice más, que en realidad tiene como máxima finalidad hacer lecturas subjetivas de las normas para impedir que esas disparidades de la estructura de dominación se vaya de madres. No nos quisimos volver intelectuales ni mucho menos, pero si no empezamos a incorporar esto, como comunicadores o receptores de la información que nos venden como mercadería, sólo seremos zombies hablados y opinados por estas lacras adormecedoras de conciencias. En los últimos años de crecimiento de holdings de noticias con todo su arsenal tecnológico nunca se había visto un mensaje mafioso tan claro de una logia a la otra como el que les mostramos en capturas y vídeo. Primero, el clásico ataque físico que germina el peor de los miedos en la raza humana, la muerte. Y después viene la verdadera relojería mediática que hará que ese cadáver se convierta en miles para arrojarlos a las entrañas de sus enemigos y por supuesto, a quienes consumimos el mensaje que veremos sólo en su instancia externa, en la superficialidad que nos muestran... nunca jamás en su raigambre interna, desde el núcleo, dónde está la verdadera razón de las cosas. La mecánica que nos imponen es: "Tal o cual, mató por tal o cual cosa a tal, no más preguntas, gracias"...  

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