lunes, 25 de agosto de 2014

Los medios oficialistas y opositores tergiversan y ocultan la represión con topadoras a los pobres en Lugano

Aunque hagan politiquería barata con la evitable desgracia ajena de no poder tener una vivienda digna y trabajo genuino, los máximos responsables del criminal desalojo de chicos mal alimentados con sus madres, muchas de ellas embarazada y sus padres viviendo de changas corresponde tanto al des-Gobierno de la Ciudad de Bs. As. como a los de la administración central. Este show mediático y patético de echarse culpas es decadente, y lo más triste y deplorable es que nosotros, los periodistas, supuestos representantes de la opinión pública y contralor de los tres poderes fácticos del Estado nos prestemos con tamaño servilismo a defender u objetar, según quien nos pague, las prácticas represivas de fuerzas armadas, que como de costumbre en nuestro país van contra los intereses e integridad física y moral de los más humildes, de los más débiles, en defensa siempre de quienes detentan el poder estatal y económico. Esos otros pobres a sueldo que usan de verdugos los poderosos para que vayan contra sus propios semejantes de clase, son como máquinas lumpen que hacen lo que les digan a cambio de ese uniforme de mierda que les genera la absurda sensación de que tienen un poquito de autoridad sobre sus conciudadanos a cambio de unas monedas. Nos referimos a los matones patoteros de la Policía Federal, las "SS" Metropolitanas y la Gendarmería, entrenados exclusivamente para esta cagada y no para prevenir absolutamente nada. Lo más grave es que quienes les dan ordenes a estos personajes nefastos son quienes supuestamente tienen la potestad, la responsabilidad, pero claramente no la voluntad, de solucionarlo. El hijo de siete mil patrias contratistas, Mauricio Macri, heredero de la oscura fortuna que hizo su papá Franco con la dictadura genocida y todos los gobiernos que vinieron después, incluyendo este, sigue muy suelto de cuerpo defendiendo lo indefendible. El y varios de sus funcionarios deberían estar en cana por no cumplir con el plan de viviendas que tendría que cumplirse en ese predio, hoy conocido como "Villa Papa Francisco", sin embargo para ellos no hay represión, ni fiscales xenófobos, ni jueces fachos. Lo mismo ocurre con el Coronel Carapintada, Sergio Berni y su jefa directa, CFK y otro personaje nefasto de esta trama de criminalizar la pobreza que ellos sostienen, nos referimos al pistolero ex parrillero del "Riojano Maldito", actual Ministro de in-Seguridad de la Provincia de Bs. As., Alejandro "hay que meter bala" Granados. Las imagenes que seleccionamos hablan por si solas, los papanatas que nos mienten en la cara, sus soldados, el desastre que hicieron, la intentona cómplice de los medios y sus operadores para hacer pasar por delincuente a aquel que sea negro, insolvente, villero, inmigrante sudaca, o tenga portación de cara. Los canales opositores u oficialistas esconden esta necesidad que pide a gritos pelados derechos, como decía Eva Duarte, debajo de la alfombra y nos llena de hechos policiales aislados, que derivan de la misma desintegración del tejido social. Es que claro, la anécdota particular, no por eso menos dolorosa tomada de manera individual pero dentro de una cadena de situaciones que los mass media saben encadenar generan miedo, bronca, impotencia, deseos de justicia por mano propia, de venganza, y como es habitual, sumarle el circo, el boludeo... Maradona, la droga, sus amantes y sus hijos no reconocidos, etc. Esas circunstancias llevan al ciudadano común a pedir eso que el poder quiere, más canas, más cámaras de in-Seguridad, más drones de Massa, y de ahí sin mediar un "paremos la pelota", terminamos rogando que venga directamente el ejército. Quien obviamente garantiza el sostenimiento de este sistema desigual a gran escala. El miedo a la pobreza, a la desocupación, a que nos roben, nos tomen la casa, disciplina. Ahí es cuando le empezamos a dar entidad a payasos como Montenegro, Berni y Granados, como Patillas logró hacer con el genocida Luis Patti cuando lo presentó como héroe enviándolo a Catamarca para hacer lo que nunca hizo, encontrar a los asesinos de María Soledad Morales, después terminamos pidiendo a Videla... ehhhh!... perdón!... a Milani. Para reflexionar... 

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