Por fin el kirchnerismo disidente tiene su propia agrupación interna: "La Carrasco".

Desde el nacimiento del kirchnerismo pejotista, que ante el derechismo berreta de sus viudas y apóstatas parece haber quedado parado a la izquierda del primer, segundo y tercer Perón, se generó un rejunte de viejas indignadas que se dio en llamar "Peronismo Disidente", una logia de la que el General se sentiría terriblemente avergonzado porque no sabe hacer otra cosa que ir detrás de la agenda gubernamental en compañía del resto de esa oposición anacrónica, vetusta y lumpen que se esfuerza cada vez más en seguir perdiendo elecciones. De hecho, Magnetto en sus oficinas no puede parar de putearlos en arameo cada vez que aparecen en sus medios. Ocurre que los soporta porque la verdad, no tiene muchas opciones. A pesar de esa falta de competencia a la hora de disputar el poder desde afuera y desde adentro del PJ, porque no jodamos, Scioli y Massa son algo así como los Ruckauf del kirchnerato (tanta duda los va a dejar de a pata tarde o temprano), los alumnos del legítimo Juan Domíngo que integran la mesa chica de la Presidenta olvidaron eso de los "anticuerpos" que genera un organismo corrompido por los virus. Más allá de que ese razonamiento del tres veces presidente después justificó la nefasta invención de la criminal Triple A, trasladado a estos días que corren podría derivar en algo positivo si se transforma contrariamente en una oxigenación para esta derecha lúcida que nos gobierna y que paradójicamente parece ser los más a la izquierda que se puede ir en este bendito país reaccionario, al menos hasta ahora. Es obvio que los kirchneristas críticos fueron dejados de lado por el fundamentalismo cristinista y nestorista, sin embargo no todos sucumbieron pasándose a las filas de los que son peor, tipos como Julio Bárbaro, Alberto Fernández, Silvia Vázquez, Daniel Bonasso, etc, se transformaron en antikas renegados porque se quedaron afuera del poder y no por cuestiones éticas, políticas o ideológicas. Si no es así que demuestren lo contrario cuando aparezcan en TN criticando el "modelo" que antes defendían, repitiendo lo que antes sostenían sobre el "Partido Clarín". Los que están bancando sin venderse, aunque hayan sido relegados por muchos de sus excompañeros ahora convertidos en funcionarios, están conformando una "disidencia kirchnerista"... eso no está nada mal. Y aunque es obvio que esa resistencia todavía no tiene ni en pedo una estructura formal y mucho menos numérica, empieza a tener una genealogía simbólica, que aunque parezca poco es mucho. ¿Saben por qué?... porque aunque la única cara visible de ese pensamiento crítico sea hasta el momento el desenfrenado (por suerte) Lucas Carrasco, somos muchos los que pensamos así... ¿por qué no exigir que el kirchnerismo materialice su hermoso discurso combativo y deje de lado esa política de la contradicción permanente?. El "Nunca Menos" es una baratija del poder burgués que nos dice implícitamente, bueno chicos!, hasta acá llegó la cosa, la revolución argentina llega hasta esto, si quieren más vayan a Sierra Maestra. Compramos la mayoría de las acciones de YPF, juzgamos a unos cuantos genocidas, recuperamos Aerolíneas, generamos 5 millones de puestos de trabajo y planes caritativos para el resto, leyes de igualdad de género, y por supuesto, como somos exitosos nos volvimos multimillonarios ¡qué tiene?, ahora que nos vienen a reclamar!!... si nos joden, con Anguita, Vìctor Hugo, Szpolski, Moneta, Vila y Manzano, los convertimos en cinco minutos en "esbirros de las corporaciones". Por suerte, dentro de la propia alianza de gobierno hay sectores como El Movimiento Evita y varias organizaciones más, que tienen en esa coalición una estrategia de poder, que reconozcamos, hasta ahora viene en desventaja. El heredero Máximo ya ha dicho que el que no sea de La Cámpora que siga participando si quiere un cargo para las próximas elecciones. Esta interna en la liga gubernamental debería crecer para poder torcer el destino siniestro de volver a tener en la Rosada a esa derecha retrograda que quiere retornar, esa derecha nefasta que no permite instancias superiores de ninguna índole, sino sólo retrocesos.