De a poco los pibes se le van plantando al "empresario" de medios paraestatales que banca con muy buena pauta el gobierno popular. Resulta que hace 72 horas, S. S., quiso demostrar una vez más su impunidad frente a los derechos de los trabajadores, sin embargo le salió muy mal. Después de que un colega se hiciera respetar exigiendo lo que le correspondía por ley para ejercer su profesión el canal de noticias, bajo otra de las tantas empresas fantasmas del ex rabino, decidió despedirlo sin mediar explicaciones. Una práctica común de este nuevo magnate de la radio, la televisión y la gráfica. El problema fue que los muchachos le declararon un paro con la Intersindical que comenzó a circular por el inefable Twitter y que en cualquier momento se podía convertir en tapa del gran diario argentino. En medio de la batalla con el nefasto Grupo Clarín el desatino de Szpolski daba para terminar en otra operación de Magnetto contra el "Cristinismo". Que paradoja, y justo Don Héctor, que de rajar y cagar laburantes sabe un libro y varios tomos. Alguien con muy buen tino, levantó un teléfono desde la Rosada y le preguntó a "Sergio Bartolomé" si era pelotudo o de hacía. El hombre no contestó, pero dejó su clásica soberbia de lado y dio la orden urgente de reincorporar a nuestro amigo. En medio de la vorágine, un exasperado Ministro de Trabajo se preguntaba si la idea no era armarle la última cama a él. Ya la Presidenta lo había recagado a pedos por la inacción frente al conflicto con AGR que derivó en el bloqueo del domingo y con esto se vendría el remate. Llamadas rápidas eliminaron el peligro, al menos por ahora.
Moraleja: En medio de la pelea y las operaciones cruzadas entre los monstruos que quieren quedarse con todo el poder en la Argentina los trabajadores tenemos un arma más para hacernos respetar en este medio, la denuncia pública instantánea por el medio que sea. Sean solidarios y no dejen que un compañero más se quede en la calle. Esta historia es una claro ejemplo de trabajo en conjunto en defensa de nuestra dignidad.
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