Un 24 de marzo sin hipocresías

Tratando de salir un poco del mayor ejercicio orwelliano que fascina a los argentinos, la técnica del Doble Pensar, vamos a hacer un poco de memoria pero en serio. El autor de 1984 se refería en esa novela a la capacidad humana de los protagonistas de su historia para hacer que las cosas fueran asumidas de una manera, o absolutamente de forma contraria. Es decir, para llevarlo a una situación concreta, el hecho de que por ejemplo un periodista haya colaborado directamente con un régimen militar sangriento y hoy sea asumido por todos nosotros como un referente de los Derechos Humanos, haciendo gala de una amnesia perversa.

En un documento del Estado Mayor Conjunto que rescata Martín Sivak en su biografía no autorizada de Mariano Grondona ("El Doctor") aparece la nomina de periodistas que apoyaban los lineamientos ideológicos militares. El PELCOS era el principal organismo de comunicación social por esos días. El mismo era dirigido por el hermano milíco de Enrique Llamas de Madariaga. El hombre, con la ayuda del brother, repartían el apoyo "institucional" entre nombres como Julio Lagos, Magdalena Ruiz Guiñazú, Roberto Maidana, Mónica Cahen D’Anvers, César Massetti, Betty Elizalde, Raúl Garibati, Raúl Urtizberea, Silvio Huberman, Lidia Satragno (Pinky), Rodolfo Aguirre Mencia y el propio Mariano Grondona, entre otros nombres por ahí no tan conocidos.

Ni hablar de lo que publicaba La Nación, Clarín, La Prensa o La Razón y la siniestra conformación de Papel Prensa. Les propongo algo, lean esta nota que habla precisamente de la relación entre medios de comunicación, comunicadores y la Dictadura Militar, se van a sorprender.