Más allá del manejo permanentemente irregular que hizo desde el principio Sergio Szpolski, y luego también junto a su socio en el Grupo Veintitrés, el "republicano norteamericano", Matías Garfunkel, llegó la hora en que el Oligopolio oficialista debe ser desguazado inevitablemente. Esta herramienta impulsada por Néstor Kirchner, junto al mismísimo Daniel Hadad y su Grupo Infobae para enfrentar al enemigo Clarín a partir del 2007, gozó de toda la impunidad de la que puede gozar un medio que está apadrinado por el poder de turno: pautas oficiales multimillonarias, exenciones impositivas, moratorias para no hacer aportes patronales, que todavía no se hacen y nadie sabe si se harán después de más de siete años sin que los trabajadores hayan recibido la cobertura dineraria por Obra Social y Jubilación. Ni hablar del desparpajo de razones sociales que estos muchachos inventaron y cambiaron miles de veces para evitar problemas judiciales futuros. Ya que en caso de reclamos judiciales se pierden antigüedad, derechos adquiridos bajo una firma que después cambia de nombre, etc, etc. Acá va también la autocrítica, cientos de colegas y compañeros prefirieron priorizar el mantener sus trabajos precarizados en vez de hacer los reclamos en su momento, ahora los sorprende la noche del cambio sustantivo que ya comenzó en detrimento, como siempre, de nosotros, los laburantes. El anunciado cierre por parte de la patronal negrera de las revistas Newsweek y Auto Bild no hizo más que empezar a asustar y ahora el traspaso de la revista emblema del grupo de vándalos émulos de Magnetto, la Veintitrés, ya marca el rumbo que va a encarar en este último año de cristinismo la estructura de medios que conformó el Gobierno. Los compañeros de esa publicación saben que pasar de Szpolski a los hermanos testaferros del burócrata sindical de la UOM, Antonio Caló, nos referimos a los Olmos Brothers, es ir de Guatemala a Guatepeor. Malandras siniestros que vaciaron "El Atlántico" de Mar del Plata, se cansaron de echar gente de Crónica TV y se plegaron al ilegal sistema de convergencias de redacciones y multifunciones. Es decir, juntar a todos los trabajadores hacinados en una misma redacción, que cumplan funciones para todos los medios del holding, por la misma plata, con una comisión interna adicta que los entregue en la primera de cambio y por supuesto jamás los defienda, con el riesgo permanente de ser rajados a patadas en el culo a la calle, lo que va generando cada vez más inacción mediante el miedo. Estos pases, o ventas, como quieran llamarlas, se van a seguir dando porque son el artilugio para achicar todo el entramado armado en los últimos años. La idea es desmembrar en lo que resta del año los medios que no brindan resultados políticos concretos para mantener a los más fuertes bajo la figura de convergencias de prensa escrita, radial y televisiva que garanticen menores fuentes de trabajo, y el sostenimiento de las ganancias de los patrones que han negociado con la administración central. Hablamos no sólo de los Olmos y Szpolski/Garfunkel, sino también de Electroingeniería de los Ferreyra, Telecentro de Pierri, Telefónica de los franquistas dueños de Telefé, Nosiglia/Cetrá, el narcomexicano González González del vaciado Canal 9, el Grupo Indalo de Cristóbal López, etc, etc. El ajuste que también llevan adelante empresas privadas como Clarín, Perfil y La Nación, entre otras, con la excusa de la guerra con la Rosada, tiene exactamente los mismos fines. Como verán, los mal llamados "empresarios de medios", tejen batallas mediáticas para la tribuna pero por debajo de la mesa negocian mantener los mismo privilegios de siempre con el Ministerio de Precarización Laboral, que conduce el pedrazista Carlos "Traje" Tomada, y la consecuente complicidad de los burocráticos y entreguistas sindicatos de medios que tdos conocemos, UTPBA, SATDAID, AATRAC, SAL, etc. A despertar compañeros!, porque este es el peor momento que nos haya tocado pasar!
martes, 11 de noviembre de 2014
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1 comentario:
El total de la pauta publicitaria en Argentina fue, en 2013, de 24.000 millones de pesos, del los cuales el 4.9% corresponde a pauta oficial o sea solamente 1176 millones. ¿Debemos suponer que los 22.824 millones restantes, que son pauta privada se reparten de manera inocente, sin intencionalidad política ni condicionamientos al periodismo?
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