Ya todos sabemos muy bien que el kirchnerato, ahora en su versión cristinista, nos engatusó y ahora quiere seguir engatusándonos a casi todos los argentinos con el verso de que se volvió varias veces multimillonario; primero con la dictadura, luego con el duhaldemenemismo, y más tarde con sus propios gobiernos, para hacer política y sostener el poder para avanzar contra las grandes corporaciones, el empresariado, los banqueros y financistas usureros y cipayos, contra los terratenientes, las multinacionales y los países colonialistas. Muchos caímos en la trampa y los bancamos a pesar de muchas cosas que nunca nos cerraron. Es que claro, el discurso pseudorevolucionario nos encanta a la mayoría y hay que reconocer que Néstor junto a su esposa tuvo la capacidad de crear una suerte de mística sobre un supuesto gobierno nacional y popular que venía a recuperar las banderas de aquella juventud maravillosa que en los '70 entregó su vida con la finalidad de cambiar de raíz este sistema capitalista injusto desde el vamos. Porque no nos engañemos muchachos, todos sabemos muy bien que el Capitalismo, así como la política de la democracia liberal necesita indefectiblemente de la desigualdad, la iniquidad y la corrupción estructural. Perón del '45 al '55 generó esperanzas en que ese cambio se podía dar en su totalidad. Después arrugó y se tomó el raje para volver 18 años después y volvernos a vender un buzón parecido, que para colmo de males, se cobró la suerte de 30 mil compañeros que hoy no están porque fueron asesinados primero por el brazo armado de ese loperregismo peronista reaccionario y de derecha, para luego dejar la posta a los empleados de los peores intereses que realmente gobiernan este país, nos referimos a los cagones milícos asesinos de sus propios compatriotas. En el marco de este país, que como decimos siempre, es más allá de las coyunturas y minorías definitivamente de derecha, lo más a la "izquierda real" que se pudo ir es el "Justicialismo" y 27 años después, esta alianza variopinta disfrazada de revolucionarismo setentista que no pasó de un reformismo simbólico que generó expectativa en la mayoría, y que lamentablemente ya cumple sus últimos años con recules que superan a sus propias sanatas discursivas de más de 10 años que nos vendieron un buzón gigantesco. Más allá de estas críticas al PJ y sus diversas versiones con sus políticas más o menos negociadores para con el poder real, es obvio que un partido sostenido en las masas populares tiene inevitablemente que sustentar, aunque sea con prebendas y clientelismo, ese caudal para mantenerse en las grandes ligas. La disyuntiva se da en que los poderes concentrados, por más que por temporadas negocien con los malandras pejotistas para calmar a la hordas que por ahí quieren volver a meter las patas en la fuente, no admiten siquiera que esas dádivas toquen en los más mínimo sus intereses. Pos eso la derrota de los Kirchner con la 125 y en especial en la guerra con el representante por excelencia de esta mafia que no admite advenedizos de su propia clase que les vengan a disputar su hegemonía. Para los verdaderos dueños de la Argentina, ese militar hábil político de los años '40, y estos pingüinos simuladores son enemigos, primero porque les tienen que tocar inevitablemente un poquito el bolsillo para nutrir la génesis del peronismo, y segundo porque discursivamente los eligen como enemigos, aunque sean los primeros con los que transen y a quienes siempre les dejen mantener sus privilegios por sobre el resto de la sociedad. Ahora, como ocurrió con Yrigoyen, Alfonsín, Frondizi, Illía e "Isabelita", CFK, su mesa chica y sus militantes, fanáticos, o esa minoría crítica, se han vuelto un obstáculo para los mandamás. Por eso no van a parar de matarlos mediáticamente aunque hagan "tarde" todo lo que les vienen pidiendo desde que se les fueron de las manos en pequeñeces. La multimillonaria Cristina, ha quedado atrapada en la encrucijada de que si pretende llevar adelante alguna pequeña política propia es atacada sistemáticamente sin descanso por sus enemigos de clase, y si hace lo que le piden, como este ajuste absurdo que derriba todo el verso de la última década, también la matan por contradictoria. Ahí es cuando con estas tapas que subimos, el tándem Clarín, La Nación, Perfil y sus satélites naturales, pretenden que la ex aliada se vaya cuanto antes, aunque afloje en la batalla para darle los gustos. Ahí es cuando el New York Times pasa a ser, para los gorilas de las redacciones de esos medios, un diario prestigioso y olvidan que responde a los intereses de un país imperial que tiró bombas atómicas y asesinó y asesina enemigos en defensa del nefasto poder que tiene en todo el planeta. Y lo hace de manera indiscriminada e impune. Ahí es cuando sale el filonazi empleado de la embajada de ese mismo imperio decadente, Daniel Haldad, a mostrarnos encuestas direccionadas y truchísimas que nos quieren impregnar el clima del 2001, vendiéndonos que llega la hora de exiliarnos, aunque sea ideológicamente, en un país serio, como para él es precisamente los EE.UU.. Si se quiere, lo positivo de todo esto es que al menos ciertos sectores mediáticos que todavía no dejaron la hipócrita alianza kirchnerista, porque recordemos que muchos tipos valiosos se fueron sin pasarse a las filas de los enemigos de todos, por eso aclaramos no hablamos de "yosapas" como Julio Bárbaro o Alberto Fernández, entre otros, al menos desde adentro de este mejunje prefieren no pasar por obsecuentes, porque la verdad muhcachos, ya no da para nada más de ese chupaculismo berreta. Sería quemarse para siempre. En ese grupo entran, por nombrar algunos el maltratador, histérico y volátil Eduardo Anguita, desde el "periódicoblog" de su actual jefe Sergio Szpolski Miradas al Sur, al que antes mataba desde libros libertarios que ya sacó de su biblioteca. También se subió al tren de la autocrítica Mario Wainfeld (acá lo pueden leer), la Agencia K "La Paco Urondo" con una nota intitulada, nada más y nada menos que "Una devaluación antipopular", y el historiador y soporte de muchas de las políticas de este gobierno, Norberto Galasso, quien aporta una interesante nota donde deja en claro que no hay nada peor que una revolución incompleta. No porque el kirchnerismo haya sido siquiera algo parecido a una revolución, sino que el hombre lo dice en el marco de la idea de que si no se hacen transformaciones de fondo que vayan al hueso de este sistema de inmensas desigualdades con sus delirantes brechas entre ricos como los K, los Magnetto, sus jefes empresariales, y la corporación política, y pobres, que en definitiva sigue siendo la inmensa mayoría, nada va a cambiar realmente, sino que seguiremos en el festín del maquillaje eterno, y como diría Giordano, si no le pegan, moviendo las cabecitas mientras nos cogen dormidos. Así amigos que este "Kicillofaso" era algo previsible, pero lo que si hay que evitar cueste los que cueste y caiga quien caiga, es que nos hagan retroceder a otros momentos de la historia donde todas estas cosas ni siquiera se discutían, sino que todos eramos buenos operarios alienados de la matrix de la nada sin poner jamás en debate y discusión ninguna de estas cuestiones que son fundamentales para el futuro de nosotros, de nuestros hijos, y nuestros nietos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario