El ministro del horror junto a sus clásicos secuaces, el agente del Batallón 601, Gerardo Martínez, disfrazado de titular de la UOCRA y el representante de las más siniestras patronales del país, Daniel Funes de Rioja, muchachos que esperemos algún día compartan celda en Devoto.
El pedrazista Ministro de Precarización Laboral, Carlos "Buitre" Tomada, ya no sólo avala paritarias ilegítimas contra la prensa, junto a sus secuaces de las patronales negreras y explotadoras, los burócratas de la UTPBA camañista, y sus aliados chupaculos infiltrados en el Plenario de Delegados Autoconvocados, sino que ahora también, yendo contra toda legalidad, declara una Conciliación Obligatoria "preventiva" contra los colegas de la Radio Pública que además de estar encuadrados como carteros, por obra y gracia de los magnettistas Tristán Bauer, María Seoane y Vicente Muleiro, están siendo avasallados en unas negociaciones salariales dignas de un cuento de terror de Edgar Alan Poe. Acá les dejamos el comunicado de Nacional publicaron en repudio a esta inaudita hijaputez!
Radio Nacional: Tomada dicta conciliación obligatoria "por las dudas"
Sin que mediara anuncio de medida de fuerza alguna, ya que ni siquiera se dio tiempo a una asamblea, el Ministerio de Trabajo dictó una CONCILIACIÓN OBLIGATORIA “PREVENTIVA” en medio de la paritaria de Radio Nacional.
Como resultado de una propuesta salarial que no alcanza para compensar la inflación, y la intransigencia de la empresa a lo largo de varias reuniones, la semana pasada los trabajadores de Radio Nacional llevaron adelante un paro de 24 horas con total acatamiento en las emisoras del país.
Este martes, luego de la última reunión entre las partes, donde la empresa se negó a mejorar su propuesta, el Ministerio de Trabajo, lejos de mediar, dictó la conciliación obligatoria, impidiendo a los trabajadores a la realización de medidas de fuerzas.
La parcialidad de la actitud del Ministerio queda al desnudo: mientras por un lado se priva a los trabajadores del derecho de su única y habitual medida de protesta -el paro-, por el otro no se intima a la patronal a mejorar la propuesta.
Se cae, inclusive, en el absurdo de equipararnos con actividades escenciales como si la vida de alguien pudiera depender de escuchar su programa radial predilecto o la temperatura en determinada emisora.
Aduce tomar la medida para “preservar la paz social” cuando, en realidad, como se mencionó, no había siquiera una medida de fuerza en vigencia.
Es claro que la actitud, no tiene otro objetivo que intentar empujar más allá de la legalidad, un derecho constitucional fundamental para los trabajadores, el de huelga. Sin lugar a dudas una actitud propia de las dictaduras, no de una democracia.
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