Esta postal siniestra es tan gráfica que no hace falta agregar mucho, pero en la Argentina siempre hay cosas que agregar con chantas de semejante calaña. A Massita, el rey de la cámaras de la in-seguridad narcótica en el Tigre y amigo emblemático de la embajada yankee ya lo conocemos todos. Fue un lameojetes de Cristina cuando fue jefe de gabinete de este mismo gobierno y ahora anda a los besos con los peores cadáveres que va dejando en su partida el kirchnerato, desde el "Vasquito" De Mendicurren hasta Raúl "Al Capone" Othacehé, entre otros. Quien está enfrente es el nefasto vicepresidente primero del macrismo en la legislatura porteña. Un tipo que no fue denunciado judicialmente todavía, pero que mantiene un cuerpo de espías, al que trató de proteger sacándolos por un tiempo del palacio legislativo de la Ciudad y que mantiene para controlar periodistas y opositores, todos policías y milícos retirados (acá tienen el informe, imperdible!) mezclados con barrabravas que le hacen las veces de guardaespaldas, más una agrupación filonazi llamada "La Solano Lima". Esa que en movilizaciones como la del 8N del año pasado mostraba carteles con la Presidenta, con la que se puede o no estar de acuerdo, que aparecía colgada del cuello junto a Boudou, Nilda Garré y el ladri de Aníbal Fernández, quien más allá de su condición de mafioso debe ser juzgado por la justicia civil y no por un rejunte de fascistas que militan para este bochornoso dirigente que dice ser peronista y que además tiene intenciones de ser intendente de la C.A.B.A. El que está en el medio es un clásico exponente del panquequismo más berreta, Diego Kravetz. Un miserable que fue legislador, según él, "peronista", y que un día vio que se le terminaba el curro y acomodó a su mujer negociando con el PRO para además, volverse productor de un ciclo televisivo bien ultramenemista, conducido por la ex madrasta de su nuevo jefe Mauricio, Flavia Palmiero, y que intentó humanizar, entre otros, a personajes neastos como Omar Viviani, titular del secretario de los taxistas, a los que hasta los tacheros fachos odian y tratan de ladrón (veanlo ustedes mismos y se caen de ojete)... sin palabras!. Ahora el malandra de Kravetz la juega de armador político desde otro currito al mejor estilo de la impresentable María José Lubertino que se llama "Instituto de Políticas de Pacificación" (¿?), bien "mandeliano" el nombre ¿no?, jaa!!, un choreo que agarró gracias a sus amigos macristas, por supuesto. Así es como acercó a estos dos papimafi para hacer acuerdos políticos ¿qué podrán pacificar estos tres maquiavélicos sirigentes del horror... sólo Dios, o mejor dicho el Demonio, lo sabe?.
domingo, 18 de mayo de 2014
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