miércoles, 26 de marzo de 2008

Paso de comedia (ll)

En las declaraciones del Ministro de Economía Lousteau hay algo que es cierto, y lo noté ayer cuando miraba los cacerolazos por televisión y en persona. ¿de dónde salieron los carteles hechos por computadora que tenían la mayoría de los manifestantes y las remeras con la leyenda "yo estoy con el campo"?. Definitivamente una pequeña organización para incitar la movida existió, pero de ahí a pensar que toda esa gente haya sido manipulada es ridículo. Como dijo el ex presidente Duhalde, quien precisamente no está en condiciones de opinar nada "al Frente para la Victoria le fue muy mal en la ciudad y eso se reflejó ayer en las calles".
La clase media demostró el descontento que tiene con esta administración en referencia a varios temas; la lista de mentiras enumeradas en un posteo anterior, por ejemplo, la tendencia a generar un poder omnímodo y sostenido con recursos que justamente derivan de ese bendito superávit fiscal, un grado enfermizo de soberbia, y para colmo de males, personajes que auspician de voceros del gobierno que no caen nada simpáticos al público en general, hablo de Alberto, Aníbal, y hasta la mismísima Presidenta. Las contradicciones entre discurso y acción, más allá del "buen pasar" económico de algunos son evidentes. Los casos de corrupción, aunque desaparezcan de los medios, siguen dilapidando el capital de credibilidad de un gobierno que lleva cuatro años y más de cien días desgastandosé. Seguramente lo que ocurrió hasta ahora será utlizado por los apocalípticos de siempre, que son solamente los que quedaron fuera de la repartija de recursos que utiliza el kirchnerismo como sistema de acumulación de poder, y los que sin entender absolutamente nada se prenden del carro y tiran por inercia. Hablando de eso y terminando este posteo, recibo un mensaje de texto, que seguramente forma parte de una cadena que dice: "Sra Presidenta no quiera dividir nuevamente al pueblo argentino. Miercoles 22 hs. Apagón, marcha y bocinazo. Reenvialo, es nuestro futuro.

La pregunta es ¿de dónde salieron todos estos conciliadores nacionales repentinos?. Adviertase que las diferencias sociales siguen existiendo y en algún punto, pretender este tipo de mantos de piedad, es dejar las cosas en el grado de injusticia en las que se encuentran.

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