jueves, 13 de marzo de 2008

Paro al "Modelo agroexportador"

Los muchachos del campo no iban a resistir mucho tiempo más las andanas de este modelo agroexportador K. Claro, son ciertas las justificaciones del gobierno con respecto a que la devaluación favoreció a ese sector y por ende este debe financiar al resto que le salió cara la movida del ex presidente Duhalde, San Duhalde, como lo llaman los estancieros nueva generación de la soja. Ahora, sin ánimos de ofender, cuanto tiempo más se puede sostener este sistema ¿hasta que el precio de los comodities descienda y terminemos otra vez tirándonos por la borda?. El llamado plan Lousteau no es más que otra invención del alter ego economísta de Néstor. El circulo vicioso es así: sube el consumo, las empresas producen al límite de su capacidad ya que no tienen crédito para comprar nuevas maquinarias y tomar nuevos empleados, al subir la demanda los precios suben y los vivos de siempre esperan que las mercaderias sufran pequeñas subas sistemáticas para retenerlas y poder ganar millones en horas. ¿A quién le vamos a echar la culpa por el desabastecimiento? ¿a los chinos?, dejemonos de joder. Los productores del campo ya dicen que el estado les está confiscando sus bienes cobrandoles semejante cantidad de impuestos. También sabemos que mucha "gente del campo" se hace la boluda y declara sólo una pequeña parte de lo que tiene. En medio de este panorama de qué nos sirven 50 mil millones de dólares de reserva si no salen al ruedo para dar créditos de verdad a la pequeñas y medianas empresas. Para nada. El superávit fiscal sojero es un espejismo muy peligroso. La Argentina fue un país agroexportador desde 1860 al '30, lo de hoy es una fantochada que se puede venir abajo en cualquier momento si los precios internacionales caen. Insisto, este espiral es peligrosísimo y pone en juego nuestra estabilidad política, económica y social si no se toman medidas serías, ¿qué es una medida seria?, abrir el juego y hacer que la riqueza no siga en manos de los cinco gatos locos de siempre y que son en definitiva los dueños de la Argentina, es decir, los dueños de nuestros destinos y el de nuestros hijos.

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